viernes, 30 de marzo de 2018

Esta semana es santa ( 3ª parte )






¿Y los huevos que son de chocolate y con forma de conejo?

A partir del siglo XVIII es cuando se empieza a rizar el rizo en cuestión a la elaboración artesanal del chocolate. Hay auténticos maestros que confeccionan diversidad de figuras que en muchas ocasiones configuran auténticas esculturas dulces.

Y lo del conejo más o menos se lo sacaron los teutones de la chistera, asociando a este animalito con el huevo porque ambos son símbolo de fertilidad y fecundidad que para el caso es lo mismo. 
Hay versiones de una pequeña historia que cuenta como durante la celebración de una pascua, una madre sin muchos medios económicos, escondía huevos coloreados en el jardín, para que sus retoños los encontrasen. Cuando sus hijos buscaban ilusionados, les salió un conejo justo donde se hallaba el escondite, creyendo estos que fue el animal el que les dejó dichos huevos.

En España tenemos otra modalidad: las famosas “Monas de pascua" confeccionados sobre todo en Cataluña y Valencia, esos huevos envueltos en papel de plata colorido rellenos de más huevos, o de bombones u otras golosinas. 
¿Los famosos Kinder sorpresa tendrán algo que ver con estas tradiciones tan curiosas?

Y llegó el momento de nombrar a las famosísimas torrijas, las que se comen, aunque esas otras "Torrijas" con la que se conoce a las borracheras, tengan en común con las primeras solo el vino.

¿Quién no ha probado este exquisito dulce en Semana Santa?

También se las conoce como tostadas o torejas según la zona en la que se les nombre y su receta proviene ¡Cómo no! del tiempo de los romanos del siglo I d.C en que un tal Gavius Apicius ya nombraba un producto elaborado con esos ingredientes básicos que las caracterizan.

En el siglo XV es cuando ya se las puede reconocer en un formato parecido al actual, pero nunca asociadas a la Semana Santa de marras, pues nada tenían que ver en un principio con esta.

Pues sabed que originalmente eran utilizadas como tonificante para favorecer la recuperación física de las parturientas gracias al aporte calórico que proporcionaba el pan, el huevo, (Otra vez este producto) la miel, la leche, canela, el vino y el aceite utilizados para su confección.

Precisamente y a causa de su aporte calórico y capacidad saciante se incorpora a la dieta de cuaresma para paliar esas privaciones y abstinencias voluntarias a las que se sometía el penitente.
Dudo mucho que para el pueblo llano supusiese un sacrificio adicional el privarse de ciertas comidas y que se tuviera acceso a muchos de los ingredientes necesarios para la confección de estos dulces, que para nosotros, se han vuelto manjar y capricho. 
El hambre era lo único común y cotidiano por desgracia en aquellos tiempos de carencias.

Ya es a partir del siglo XX cuando este producto se disocia de las fiestas religiosas y pasan a formar parte de las ofertas gastronómicas de las tabernas madrileñas, acompañadas naturalmente por el consabido chato de vino. De ahí provienen esas otras "torrijas" que nombré más arriba, que se cogían por la excesiva ingesta del néctar de Baco.

Lo bonito de todo esto es, que al tratarse de un producto de sencilla elaboración es compartido por otros países como Portugal, Francia, Gran Bretaña, Hungría, Países Bajos, Alemania, Suiza, Austria, América… y conocidas con nombres tan variopintos como: “Pan perdido”, “Caballeros pobres de Windsor”, “Rabanadas”, “Tostadas francesas”, “ Fotzelschnitten”, “Profesen bundás”, “ Wentelteejfe” o simplemente “Pan de pobres”.

En todo caso este manjar repostero tan "glorioso", difícilmente podrá disociarse de la vigilia pascual junto con buñuelos y pestiños. Aunque hay otra variedad gastronómica con mucha enjundia que ostenta un primer puesto como comida con fundamento que es, por derecho propio y antonomasia (Típico plato de Semana Santa).

¡Menudo potaje!

El de garbanzos, con su bacalao, sus espinacas y sus albóndigas de pan, huevo duro, patatas. Ingredientes básicos y variables. Un plato propiamente de vigilia con el que se compensaba la carencia de la carne durante la penitencia y ayuno cuaresmal.


Naturalmente en cada región española tienen sus "toques" especiales y sus secretos culinarios con respecto a las preparación de este plato. En lo que todos coinciden a la hora de cocinarlo es que constituya sustento suficiente como para no quedarse con hambre, y comer "Como Dios manda".


Continuará.



Primera parte


Segunda parte


Cuarta parte

Derechos de autor: Francisco Moroz



miércoles, 28 de marzo de 2018

Esta semana es santa ( 2ª Parte )






¿Y qué es eso de la cuaresma?

Pues se refiere a esos cuarenta días necesarios que se han de emplear después de los excesos para purificarse, y preparar el cuerpo y el alma a base de esas privaciones anteriormente referidas. Era como el purgante requerido para vaciarse de todo mal e impureza de cara a la celebración de la Semana Santa. Cuarenta días que comienzan el miércoles de ceniza donde se nos recuerda que somos polvo y que así terminaremos llegado nuestro momento. Pero llegados aquí, permitirme adornar un pequeño espacio, con esos versos de Don Francisco de Quevedo que dicen así:

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Estos cuarenta días de preparación terminan el domingo de ramos. Doña cuaresma vuelve a ganar la batalla a Don carnal.
Una buena documentación literaria de como se sucedían estas festividades, la podemos encontrar en “El libro del buen amor” del Arcipreste de Hita, que nos cuenta en tono irónico y jocoso ciertas costumbres licenciosas que hasta el clero practicaba durante este lapsus de tiempo, donde se relajaban ciertos hábitos (Sin dobles sentidos)

Y ahora trataré sobre algunas tradiciones asociadas a estas festividades que no están muy claras del todo.

Cuestión de huevos.

Es bien sabido que en países angloparlantes, así como en los del norte de Europa se encuentra arraigada una de las tradiciones más curiosas, que consiste en pintar huevos con colores llamativos y esconderlos para que los tiernos infantes los encuentren para llenar las cestas que portan, como si fuesen buscadores de setas (También en Hallowen) esto sí que podría llamarse fiesta de la recolección.

Bien, pues esto viene de nuevo de los ingeniosos Babilonios que afirmaban que un gran huevo cayó desde el cielo al río Eufrates. Huevo del que salió la diosa Astarté, creencia la del huevo sagrado, compartida con otras civilizaciones como la egipcia que asociaba el sol con esa forma ovoide.

Naturalmente los druidas celtas (Estos están metidos en todos los berenjenbales) portaban el huevo como símbolo de su fe en los antiguos dioses. Al igual que los romanos que precedían sus procesiones religiosas dedicadas al dios Ceres con el mismo elemento, y consagraban otro en la festividad a Baco (Que por huevos no quede) Para chinos y japoneses los huevos también son antes que la gallina.

Naturalmente esta tradición chocaba con los intereses de ese ayuno impuesto en cuaresma, en que la gente de bien se privaba de ellos y se veía en la necesidad de guardarlos hasta después del domingo de resurrección en la que se encontraba con un excedente con periodo de caducidad. 
El ingenio de algunos, convirtió en tradición el dar salida a esos remanentes ovoides, que con una manita de pintura artística quedaban envueltos para regalo, y salir airosos con su generosidad de algunos compromisos, quedando como dios con prójimos, vecinos y familiares.

Muchos de vosotros recordareis esos panes redondos, que sobre todo en las zonas rurales se confeccionaban con uno o dos huevos incrustados en el medio, y que por lo común eran regalo de abuelos a nietos y de padrinos a ahijados. Y esto ¡Sí! Ya con la bendición de la santa iglesia católica, apostólica y romana desde el siglo XII.

Por otro lado no deja de ser un símbolo de fecundidad, renovación, resurrección, comienzo de la vida.
¿Recordáis lo del equinoccio de primavera? ¡Pues eso!



Continuará


Primera parte

Tercera parte

Cuarta parte

Derechos de autor: Francisco Moroz

lunes, 26 de marzo de 2018

Esta semana es santa ( Iª parte )




Lo pagano nos rodea una vez más ¿Ninguna fiesta religiosa basada en el cristianismo es original?
Pues al parecer, queramos o no, nos guste más o menos, parece ser así.
Y la Semana Santa con procesiones, palmas y torrijas, no iba a ser una excepción.

Empezamos a procesionar pues, alrededor de esta tradición.

La primera pregunta que nos deberíamos hacer sería la siguiente: ¿Por qué estos días festivos casi nunca coinciden por las mismas fechas de un año para otro? En unas ocasiones a finales de Marzo y en otras de Abril.

La respuesta la encontramos como casi siempre en los equinoccios, en este caso el de la primavera, días en los que también se nos obliga a cambiar de hora nuestro reloj analógico o digital para tormento del biológico que está programado para seguir ritmos más acordes con la naturaleza. Sueño, comida y otras actividades físicas y fisiológicas se ven adelantadas o atrasadas por intereses económicos tan variopintos, como la mejora de la productividad gracias al aprovechamiento lumínico.

El caso es, que estas fechas de celebración religiosa se imponen y se cambian de días según le toca a la Luna de lleno. Quiero decir que se las hace coincidir con la primera Luna llena después del referido equinoccio (Así queda más claro, espero) La Luna, tan femenina, siempre tan pagana.

Por otro lado se trata de una fiesta inventada por la iglesia católica para machihembrar sus enseñanzas evangélicas apoyándose en creencias más antiguas, que de esta manera quedaban solapadas, y con el paso del tiempo olvidadas en su original contexto.

Igualmente se la hace coincidir con la Pascua, celebración propiamente judía que aparece en el libro del Levítico y que fue impuesta por Jehová a su pueblo elegido. Muy a la contra, en el libro sagrado no aparece ninguna referencia a la “Semana Santa” como tal.

¿Qué se celebra?

El principal motivo de celebración de los cristianos es la resurrección de su Dios hecho carne en su hijo Jesucristo. Fundamento de toda su creencia monoteísta.

Adviento (Tiempo de espera) Navidad (Nacimiento) Cuaresma (Preparación-purificación) Pascua (Muerte y resurrección) más el tiempo ordinario, conformarán el tiempo litúrgico de la iglesia católica.

Pero esto no quiere decir que todos los cristianos del mundo celebren al mismo tiempo esta festividad. Aquí también depende si uno es ortodoxo o católico y todo por causa de los distintos calendarios adoptados por los unos o los otros, el Juliano o el Gregoriano, aunque ambos se pusieran de acuerdo en el concilio de Nicea sobre lo de la Luna llena, el Sol triunfante y los equinoccios diversos dependientes de las estaciones que marcaban los tiempos de siembra, cosecha y recogida del fruto.

En definitiva calendarios agrícolas que marcaban la primavera como el tiempo de la siembra (El comienzo de todo) y que era utilizado por culturas y civilizaciones muy antiguas como la romana, la china, la hebrea, mesopotámica o celta.

¿Y el ayuno y la abstinencia?


Pues habría que señalar a los babilónicos que pusieron de moda esa otra fiesta que precede a la pascua, los conocidos en la actualidad como carnavales en la que, entre otras costumbres  elegían como rey durante un día a un reo condenado a muerte. Se le permitía gobernar ¿? y se le concedían todos sus caprichos para a continuación ser ejecutado. Menudo privilegio el de este pobre.

Y de ahí vienen ciertas tradiciones populares de quemar muñecos de paja o figuras con forma de sardina, o la de esos peleles llamados “Judas” que son ahorcados en las plazas públicas. 
Esta celebración fue adoptada por griegos y romanos significando para estos, tiempo de excesos sin medida (Bacanales)

Por ello, al ser recogidas dichas tradiciones por la iglesia sobre todo en la Edad Media, después del desenfreno y las bajas pasiones desatadas, venía el momento de reflexión, recogimiento, meditación, oración y privación de alimento al igual que de bebidas espirituosas que nada o poco tenían que ver con el espíritu santo ni el espíritu divino.



Continuará


Segunda parte

Tercera parte

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Derechos de autor: Francisco Moroz







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