viernes, 23 de marzo de 2018

Así nos va






Cuestionario previo para la prueba de acceso a la secretaria del Ministerio de Educación y Cultura.

*Escriba el significado explícito de las tres palabras que figuran a continuación: Relente, remedar, nudo.

Relente: Que da mucho asco y repulsión.
Remedar: Dar una solución a un daño o un problema, o evitar que ocurra algo muy gordo y desagradable.
Nudo: Poco delicado en el trato y muy bruto en su comportamiento.

*Escriba una frase corta donde aparezca cada una de las palabras anteriores.

-“Arranqué el coche dentro del garaje y deje el motor encendido al relenté”.
-“Separé la ropa vieja y con rotos que había que remedar”.
-“No tengo aún muy clara la decisión. Nudo si asistir o no al evento”.

*Escriba una oración en la que estén incluidas las mismas palabras, y al menos dos de ellas junto a la preposición “De”.

-“Ese hombre estaba un poco loco, pues un buen día derrelente, montó en su barca y salió a remedar denudo por el lago. Naturalmente regresó tras pescar una pulmonía”.



Tres meses han pasado desde que rellené ese primer cuestionario de acceso y ahora recibo los resultados del mismo para comunicarme que no soy apto ¿Me han tenido en un sin vivir, como con un nudo de soga en el cuello de un sentenciado para después decirme eso? ¿Sin más explicaciones? Creo que todo esto no ha sido más que un puro remedo de lo que tendría que haber sido un examen serio. Este tipo de cosas me indignan y al final serán las que consigan que la cultura me la traiga al relente o al pairo, o que me importe todo un pijo.


Derechos de autor: Francisco Moroz



domingo, 18 de marzo de 2018

Ruinas




Los rincones vacíos de la casa ya desmantelada le transmitían innumerables sensaciones, pero sobre todo la de desamparo.
Toda su infancia y parte de su juventud las pasó en ella, compartiendo momentos inefables y dolorosos con otros que como él, no fueron bendecidos por la fortuna.

Experimentaba el mismo abandono dentro de su corazón, una soledad a la que a pesar de los años transcurridos no se llegaba a acostumbrar.

Echaba de menos a su familia, aquella que se formó entre las paredes ahora ruinosas del orfanato.

Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 13 de marzo de 2018

Suplicio y tormento





Solo esas pocas palabras que salen de la boca del individuo son suficientes para que la tensión empiece a reinar en el reducido habitáculo. La amenaza latente queda suspendida como espada de Damocles sobre las cabezas de los que allí penamos, encerrados por los ineludibles designios de nuestro malhadado destino.

Es más que palpable el olor a sudor frío que traspasa la ropa y que emana de los poros de nuestros cuerpos, pues somos víctimas propiciatorias que cual reos condenados a muerte, exudamos miedo mientras esperamos la sentencia definitiva.

El temor que sentimos por el temible sujeto es compartido por casi todos. Su figura enjuta y grisácea imprime si cabe más drama a la escena. Solo hubiera podido magnificarse más, con la añadidura de la banda original de la película “Psicosis”.

La amenaza hecha hombre se parapeta en su rincón de araña acechante junto a su trampa de seda. Detrás de una mesa, sobre fondo negro. Escalado en su tribuna de juez y verdugo inquisitorial, mientras por encima de sus gafas fulmina con su mirada reprobatoria a todo aquel que se atreva a levantar la cabeza. Por supuesto nadie lo hace, y menos para preguntar cosas fútiles, que dilatarían el padecimiento de manera innecesaria.

Todos somos sospechosos de actos que todavía no se han cometido y nadie quiere ser el primero en condenarse por anticipado.
Repentinamente una mano se alza al fondo de la estancia, sujetando entre sus dedos un bolígrafo que señala al techo. 
Todos identifican al compañero de reclusión programada conocido por la mayoría con el mote de: “El espíritu burlón”, que en un acto irreflexivo y provocador encara al cancerbero, que en ese mismo instante le dedica con exclusividad y derechos de autor, una mirada de puñal afilado capaz de asesinar como cada uno de los componentes de la familia “Manson”.

El atrevido formula con voz meliflua pero claramente retadora y a bocajarro, la pregunta que nos hace temblar cual gelatina a todos los que estamos enclaustrados en la sala de tormento:

–Entonces, estimado profesor ¿Al que pille copiando durante el examen lo deja usted para septiembre?


Derechos de autor: Francisco Moroz

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