miércoles, 13 de julio de 2016

Micro aniversarios






Lo único que no celebraría jamás sería el aniversario de una relación que nunca comenzó.

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Cuando lo felicitó por su 50 aniversario de bodas, él la miró con indiferencia preguntándose quién era ella.

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Hoy era el 68 aniversario de su promoción en la facultad. Y le extrañó que cada vez asistieran menos compañeros al evento.







Derechos de autor: Francisco Moroz


lunes, 11 de julio de 2016

La influencia de las estrellas





Pedro Alameda nació bajo el signo de cáncer comenzando con mal pie su carrera. Desde pequeño aterrorizaba a los compañeros de clase, se convirtió en el típico matón de barrio que era conocido por sus robos a los transeúntes. Una pesadilla para los modestos comerciantes que tenían que pagar tributo por su presunta protección. Llegaría a pegar palizas por encargo y a hacer desaparecer pruebas y amenazar a los testigos que pudieran inculpar a sus clientes.

Era sobradamente conocido por la policía que aseguraba que no había nada que hacer con el individuo.  Si llegaba a ser detenido, entraba por una de las puertas de la comisaría y salía por otra con total impunidad,  libre de pruebas que pudieran involucrarlo en cualquier suceso.

Las leyes no eran suficientes para retenerle una buena temporada en la “trena”. La gente le odiaba y le temía, con lo cual no les quedaba más que sufrir en silencio y agachar la cabeza y naturalmente, evitar cruzarse en su camino y con sus intereses. Se dedicó al tráfico de drogas, de armas, de niñas…

La vida le sonreía. Se permitía placeres y lujos impensables para el común de los mortales. No se privaba de vestir con ostentación, de conducir los coches más caros y alojarse en los hoteles más lujosos. Un yate y un jet privado le permitían desplazarse de un lugar a otro del planeta. A su cargo una plantilla de guardaespaldas, cobradores de morosos, ajustadores de cuentas, sicarios que realizaban el trabajo sucio y féminas que complacían sus más perversos y denigrantes deseos.

Su ambición, su riqueza, y su poder, se multiplicaron de la misma manera que el mal que le devoró por dentro.

El indeseable murió al igual que nació: bajo la influencia de “cáncer”.



Derechos de autor: Francisco Moroz

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