jueves, 5 de noviembre de 2015

Excepcional





Mi nombre es Sarabi, al menos conservo este dato en la memoria, es algo que todavía no he perdido, tampoco la dignidad como hombre. Sin embargo si he perdido otras muchas cosas importantes que se quedaron por el camino, por el largo camino de la vida que que me tocó en suerte, de la que no reniego a pesar de lo pasado, de lo sufrido, y lo llorado.


No siempre fue así, yo era un hombre completo: con mis conocimientos, mi cultura. mi familia, mi trabajo como pescador.

Compartía momentos, viajaba, paseaba bajo el sol y la lluvia; charlaba visitaba y era visitado por los amigos. Hasta que se cruzó por mi camino la desdicha disfrazada de guerra, de horror, de muerte y destrucción.

Ya nada volvió a ser igual, lo perdí todo, pues lo dejé atrás con mi marcha precipitada. No como cobarde que escapa, sino como derrotado. Acosado por mis perseguidores, esos que tras acabar con mis ilusiones de presente querían acabar con la esperanza de mi futuro.

Lo primero que se quedó atrás fueron los seres a los que amaba, con los que iluminaba los sueños nocturnos y abonaba mis pensamientos diarios. Por ellos emprendí el gran viaje a través de campos baldíos y estepas secas. Soy de África, donde mi nombre significa espejismo, y como persiguiendo alguno de ellos caminaba, con la mirada siempre puesta en un horizonte lejano e ilusorio. ¡Huyendo diréis! Yo digo: ¡Buscando una puerta de salida!

Y aquí me planté entre vosotros, con mis huesos doloridos y mis pies cansados, pidiendo ayuda, una oportunidad para seguir existiendo como persona y seguir teniendo una excusa para no rendirme al abatimiento y al fracaso.

Pagué cara la insensatez de embarcarme en la tarea de averiguar lo que había más allá de ese mar interminable lleno de acechanzas y peligros. Quise cerciorarme, de que era verdad lo de la tierra prometida que me aseguraban iba a encontrar una vez desembarcara.

Y conseguí que buenas gentes me dieran asilo, me alimentaran y cuidaran durante unos días, me repuse, rebroté de nuevo en expectativas y me dije: ¡No todo está perdido!¡He llegado a una tierra de promisión donde poder labrar y recoger mis frutos!


Pero el tiempo pone a cada cual en su lugar, y después de requerir un trabajo o alguna manera de ganarme el pan que me daban, me quedé con la mano extendida en la esquina de una calle, durmiendo envuelto en cartón y solventando mi penuria de la caridad, envuelto en trapos y podredumbre.


Me he dado cuenta que a pesar de mi color o tal vez por ello mismo, he conseguido aquello deseado por muchos, sin saber lo que anhelan en realidad. Un super-poder que te humilla y denigra como ser humano; un poder que muchos creen excepcional, pero que a nadie deseo le sea concedido nunca:


El don de la invisibilidad.




                                                                                  Derechos reservados de autor: Francisco Moroz

miércoles, 4 de noviembre de 2015

El castellano de Flandes

El castellano de Flandes







De: Enrique Martínez Ruiz








 España mi natura,
Italia mi ventura,
¡Flandes mi sepultura!


Siglo XVI . España domina amplios territorios en Europa y América lo cual la eleva a potencia hegemónica en el mundo.
para ello necesita soldados, diplomáticos y lideres que la dirijan y la sostengan en su estatus de poder, alcanzado por alianzas conquistas y guerra.

Los españoles defienden a sangre y fuego unos ideales que muchas veces no son compartidos por las gentes de los territorios sometidos al rey. La religión intransigente ante cismas y herejías no ayuda a rebajar las tensiones creadas con la imposición de la fe católica.
Las políticas represivas despiertan los inconformismos del pueblo. Tumultos, revueltas y pasiones que enconan ánimos y revierten voluntades.

Tiempo de grandeza y miseria donde un imperio que gobierna sobre amplios territorios y mares, agoniza impotente por falta de medios con los que sustentar a sus tropas que son en definitiva, las que soportan el peso desmedido del poder y las que consumen el oro de los impuestos y los recursos de la nación.

El islam a su vez presiona por el Mediterráneo, mientras en los Países Bajos las sublevaciones están al orden del día y los motines de la soldadesca amenazan con desestabilizar un poder impuesto a base de fuerza y estudiada diplomacia.





"Enrique Martínez Ruiz" nos recrea con esta obra, uno de los momentos históricos quizá más desconocido para los lectores interesados en la historia y que gracias, todo hay que decirlo, a sagas como la que el escritor "Arturo Perez Reverte" creó, sobre un espadachín llamado "Alatriste", nos empezó sonar diferente a lo que teníamos acostumbrado leer en libros de historia convencionales.

Los tercios españoles eran considerados como uno de los mejores ejércitos del momento. El más disciplinado, con mejores armas y tácticas. El más temido. Con lo cual es de ley empezar a conocer y reconocer los méritos al igual que los fracasos que aquél siglo de oro aportó en la creación de una leyenda, de esos valores trasmitidos por generaciones hasta nuestros días, y que ayudaron a construir lo que hoy constituye nuestra nación.

Dentro de este contexto temporal, el relato se basará principalmente en una figura histórica:"Sancho Dávila".
El escritor nos conduce al personaje adulto a través de sus avatares de adolescente, en el que se recrea la formación como individuo y militar. Pasaremos de su ciudad natal natal a Roma, donde recibirá formación teológica junto con un amigo de la infancia. Descubrirá por entonces su destino cuando tope con "El Duque de Alba" que será cuando decida formar parte del ejército que luchará en la defensa del imperio heredado por "Felipe II".

Por tanto se puede hablar de una especie de novela     biográfica sobre el que sería conocido como el Castellano de Flandes, gobernador de Amberes , enfrentado a "Guillermo de Orange" por el mantenimiento de unas posesiones que ambos consideran suyas y de su rey por legítimo derecho. 

Al ser una novela de corte histórico deja poco lugar a la ficción, y por esta causa se sacrifica en su redacción lo novelado, en favor de lo didáctico; con lo cual los ritmos son muy pausados y la información en ciertos momentos excesiva, lastrando la fluidez literaria.

Los personajes que en teoría son los que dan la vida al texto parecen carecer de ese alma y ese sentimiento pasional que les hace moverse con desenvoltura dentro de un buen argumento. En este caso he notado que les falta alma y esto, junto a unos diálogos escuetos hacen la lectura de este libro un tanto insustancial, al ser más descriptiva de lugares, ciudades y cuarteles que de los pensamientos y las vivencias de dichos personajes, que aparecen y desaparecen del guión en algunos casos, sin dejar huellas ni a penas recuerdo de su intervención.

No obstante y en favor de la obra tengo que decir que realizaremos un recorrido histórico desde la España comunera en la que se confabulaba contra el rey extranjero "Carlos V", pasando por un conflictivo Mediterráneo plagado de piratas berberiscos. Recalando en una Roma heredera de la dinastía Borgía donde prevalece el lujo y el boato en lugar de la espiritualidad y la fe verdadera; terminando de aposentar nuestros reales en Alemania y los Países Bajos, donde se desarrollará la historia que se convierte más bien en crónica de aconteceres.



Una obra que se podría definir como escrita para eruditos, pues aunque las batallas y las estrategias pasan a vuela pluma, sin una descripción gráfica sobre las mismas, se nos aportan sin embargo un sinfín de nombres de localidades, al igual que una gran cantidad de datos y referencias que a los lectores aficionados nos pueden desbordar por momentos a lo largo de ciertos pasajes del libro.

Un libro que por la ilustración de la portada, al igual que por sus primeros capítulos parece prometer ambrosías sin parangón, y que baja las expectativas según se avanza en su lectura, dejándonos variados conocimientos sobre el estilo de vida de la soldadesca de los tercios españoles y su mucho sufrir en los campos de batalla y el desarrollo de lo que se vislumbraba como el ocaso de un imperio.

“Si te mantienes como un hombre de honor conservarás el respeto de todos y tendrás una guía de tu conducta, además de tu conciencia"

640 Páginas escritas con buena prosa y voluntad, reproduciendo misivas y cartas dirigidas al rey y a los oficiales de los tercios, donde vislumbraremos las miserias de las tropas más afamadas de la época y la nobleza no obstante de los individuos, fieles a unos ideales en franca decadencia en contra de los nuevos vientos que soplan en favor de un cambio que supondrá el declive de la hegemonía española. La decepción de unos hombres que lo dieron todo por la patria recibiendo poco o nada a cambio. En boca de "Reverte": "Tiempo de héroes viejos y cansados"

“Los soldados no debemos mirar atrás... ni adelante. Nunca encontraremos lo que dejamos a nuestro paso y nunca logramos lo que imaginamos. Es mejor no pensar... lo único importante es el presente."

Quiero dejar constancia de la sensación que este escritor me ha dejado con su libro: España ha llegado a ser parangón de otras naciones, llegando en su propósito a niveles insospechados de grandeza, pero por desgracia conducida y administrada por inútiles gobernantes y relajados consejeros, que nos han conducido una y otra vez a la bancarrota o al desastre desmedido abocado a la ruina y el descrédito.

¿No encontráis parecidos con nuestra más reciente historia?
¿No os parece estar involucrados en un continuo Dëjá Vu de despropósitos?

Un libro en definitiva que ilustra al lector pero falto de un poco de pasión.






" Lo más incomprensible es la guerra... Absurda, despiadada, imprevisible, sangrienta, desoladora, inmisericorde... en la que incluso el vencedor tiene siempre mucho que lamentar..."


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