viernes, 3 de abril de 2015

La intrusa



Ella entró en mi vida inesperadamente, más que en mi vida realmente entró en mi habitación.
Todas las noches la presentía, etérea, volátil y ligera.
Sus movimientos eran tan pausados y silenciosos que yo la notaba suave como pluma cosquilleando alguna parte de mi cuerpo.
Su presencia no era inhóspita, pero cierto escalofrío recorría mi espina dorsal cada vez que la notaba cerca. Como una fantasmal aparición que te eriza con su leve brisa.

Evitaba mi encuentro, lo se feacientemente, pues nunca se hizo la encontradiza ni coincidían nuestros cuerpos salvo por la noche, cuya oscuridad la ocultaba y la disfrazaba de sombra esquiva. Y desnuda me acariciaba.


Fue un Sábado, llegado el atardecer, cuando la luz tamiza esos corpúsculos diminutos de polvo que entran a través de las persianas creando una sensación mágica; cuando la descubrí.

Un hada envuelta en mágica luz.
Creo que los dos nos sorprendimos por la presencia inesperada del otro. ¡Bueno! realmente ella no creo que me viese llegar 

Estaba colgada y bamboleante, suspendido su menudo cuerpo de la lámpara del cuarto, a penas la hubiera visto, a no ser por ese haz de luz que incidía sobre ella.

Se la veía indefensa, perdida y quieta, envuelta en seda y deshecha en ella. No conseguía ver sus ojos.

El impacto no obstante duró un segundo. Asimilar el descubrimiento y la sorpresa inicial y reaccionar instintivamente para descolgarla. Sin dolor, sin asco, solo con un poquito de

"repelús". 

Noté que entre mis manos aún vivía, por lo tanto sin pensarlo mucho la arrojé por la ventana deseando por otro lado que sobreviviera a la caída de cuatro pisos. Antagónico deseo de amor y odio.


Después de pasados unos minutos reaccionaron mis nervios y mi cerebro.

Las arañas nunca han sido uno de mis bichos favoritos por lo tanto "Aquí paz y después gloria" y cada uno en su hábitat natural. 




Derechos reservados de autor. Francisco Moroz

miércoles, 1 de abril de 2015

Crimen en la Casa de Campo

Crimen en la Casa de Campo














De: Javier Antón Nárdiz     





En los archivos del Ministerio de Cultura se conservan documentos inéditos sobre la Guerra Civil Española. Una guerra que dejó muchas víctimas en los campos de batalla, pero como en todas las guerra dejó muchas más entre los civiles inocentes, en muchos casos ajenos a la contienda.


No siempre fueron las ideas políticas ni la pertenencia a un bando u otro lo que decidía sobre la suerte que corrían las personas asesinadas en las continuadas "sacas" o los fatídicos

"Paseillos".

El autor precisamente basa esta, su segunda novela, en uno de estos documentos donde se nos cuenta como una muchacha de 18 años es sacada a la fuerza del piso que sus tíos tienen en la calle Goya. Unos milicianos sin escrúpulos la trasladan a la Casa de Campo y posteriormente es hallada asesinada a tiros con muestras de haber sido violada repetidas veces.


En este punto aparece la figura de un inspector republicano que ya ha sido depurado convenientemente y trabaja para el nuevo régimen. "Salvador Vilches", un hombre tranquilo, justo y cabal, un poco hastiado de la vida, sin ilusiones ni horizonte y una familia a la que no dedica demasiado tiempo.

La letra de un tango que se canta durante la novela parece describirlo:

" Rehacer el romance de las primaveras, que no vuelven más.Inútil empeño, si soy un vencido sin ansias ni sueños."


"Jesús Sinarro", tío de la muchacha asesinada en 1937, notario y hombre acaudalado al que le queda poco de vida a causa de una enfermedad terminal. Afín al régimen y con contactos dentro de la jefatura de policía, fuerza el que se abra una investigación sobre los hechos, que se descubra a los culpables y estos sean llevados ante la justicia para pagar por el crimen cometido del que salieron impunes, amparados por la contienda y su posterior huida.

Pero giros inesperados en este caso impedirán que así sea.



Es a "Vilches" al que le adjudican la difícil tarea de investigar y encontrar a los asesinos y violadores de la sobrina de "Jesús Sinarro". Para ello contará con la inestimable ayuda de "Román" un ex-boxeador, duro, discreto y silencioso y de otro policía retirado llamado "Gervasio". Juntos tendrán que interrogar y descubrir las pistas necesarias para encontrar a los fugitivos y que en última instancia les llevarán hasta Mejico.

Pues bien, se trata de la típica novela policíaca con ambientación en nuestra historia reciente. Este autor también utilizó como telón de fondo esta contienda para su primera novela: -El Túnel de Usera- historia a la que se hace referencia en las primeras páginas de esta que nos atañe, cuando un tal inspector "Arevalo" recuerda el caso en una especie de "Flashback".


La forma narrativa es clara, sencilla y directa con un lenguaje muy correcto y sin circunloquios ni diálogos muy elaborados, lo justo como para que la acción se desarrolle de forma fluida. Es cierto que la novela es "De manual" sin demasiadas complicaciones argumentales, le falta un poquito de densidad a la historia. No hay momentos de tensión ni de misterio y por tanto todo va rápido; por momentos me daba la sensación de estar inmerso en una de esas aventuras de viñetas de esos dos personajes de la postguerra. "Roberto Alcazar y Pedrín" con cierto aire "retro fascio ", que no "new fashion" que tenían ese par de dos.

A lo largo del argumento se desarrollan algunos hechos casuales y poco creíbles que me figuro se han introducido para crear ciertas expectativas en la historia contada, que por otro lado es algo lineal y con pocos instantes álgidos.

Por otro lado es de justicia aclarar que"Javier Antón" en ningún momento toma partido con sus personajes. Como bien dicen ellos mismos:


"La guerra no fue una gesta romántica, en la que uno de los bandos se componía de buenos y el otro de malos."


" solo podía culpar de la situación a la propia guerra y considerar que todos eran víctimas."


Con lo cual toda la trama desarrollada en el libro es correcta, sin vilipendios de los unos ni de los otros. Como bien dice "Vilches" a lo largo de su aventura: " Se trata de perseguir a los delincuentes, asesinos y violadores que se aprovecharon de la contienda para cometer sus felonías"


Personalmente me ha parecido una lectura muy ligera y sin grandes pretensiones, lo justo para entretenerte durante las horas que esta dure. Los que busquéis emociones fuertes absteneros, pues saldréis defraudados. Los puristas del género ni la toquéis pues os resultará un tanto ingenua.


Como en todas las historias, como en todos los libros siempre hay trasfondos y enseñanzas válidas para la vida. Moralejas, lecciones y grandes consejos.

Este no es ninguna excepción. Nos habla de la posguerra, de las miserias humanas y sus aberraciones. El lado oscuro de la condición humana, pero también nos presenta un verde esperanza y un predominio de la justicia. ¡Eso sí! un tanto utópica y reservada para los de siempre.

  "Nadie se puede acostumbrar a tanta desgracia. Solo el ser humano se vuelve a erguir porque tiene que buscar trabajo, dar de comer a sus hijos, pelear por la vida. Es lo que hizo la España que quedaba. Apretar los puños y cerrar los ojos, intentar olvidar y seguir viviendo, dejar de odiar y seguir viviendo, dejar de maldecir y seguir viviendo."



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