martes, 13 de diciembre de 2016

Yersinia





El otro, hombre o mujer, siempre muerto
, a veces a pares, por grupos, pero muertos. Y la asesina viva, invisible, en la sombra. Siempre presente en la escena del crimen, perpetrando de forma impune su personal masacre entre la población. Sin hacer distinción entre pobres y ricos, niños o viejos, con desapego e indiferencia. Se alió con animales impuros cosechando innumerables frutos.

Los habitantes de las ciudades donde cometía sus crímenes la conocían como “La negra” y no fue hasta acabar con la vida de cientos de miles de personas que descubrieron su verdadero nombre: “Yersinia pestis” que en realidad era la muerte disfrazada de bacteria.



Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 9 de diciembre de 2016

8 de diciembre: De tercios y vírgenes.





No quiero dejar una “Mácula” en mi historial bloguero dejando de publicar esta entrada, aunque un día más tarde del acontecimiento festivo de ayer.

Todos, o prácticamente todos sabéis lo que se celebró, que no era otra cosa que el día dedicado a la virgen de la inmaculada concepción, tradición marianista cuyo origen está datado en el siglo IX y que llegó a ser un asunto controvertido, ya que había tanto defensores como detractores de esta idea que se debatía y en la que se proponía que la madre de Jesús hubiese sido concebida sin ese pecado original con el que nace el común de los mortales.
Se convirtió tras muchos años de polémica, en dogma de fe, y se hizo durante el concilio de Toledo convocado por Pío IX, allá por el siglo XI. 

Ya por entonces el rey visigodo Wamba era un reconocido defensor de la purísima concepción de María que es otra forma de llamar a la virgen Inmaculada. A este rey le siguieron otros como Fernando III, Jaime I, Carlos I, Felipe II y Carlos III. Muchos de ellos portaron en los estandartes de sus ejércitos la imagen con esta advocación. 

Desde 1644 fue fiesta de guardar en todos los reinos católicos pertenecientes a la corona española, declarándose igualmente dentro de la iglesia católica desde que el papa Clemente XI lo promulgó en 1708.

Fue el nombrado Carlos III, ese al que los madrileños llamaron “El mejor alcalde de Madrid” y que entre otras cosas mando edificar la famosa puerta de Alcalá; el que la nombró en 1761 patrona y protectora de la nación, creando para ello la real orden de Carlos III en su honor.

Pero ¿Por qué la celebración es el 8 de diciembre y no otro día?
Una respuesta nos viene de la propia iglesia que considera que la concepción de la virgen tuvo lugar en ese día y en este mes, 9 meses antes de la fiesta de su nacimiento: el 8 de Septiembre, y porque fue un 8 de Diciembre de 1854 en el que se proclamó el dogma por parte del papa.

Pero hay otra historia más épica, heroica y en parte milagrosa, de esos hechos que enaltecen a las comunidades que los protagonizan.

Fue el caso de tres Tercios españoles que fueron enviados a Holanda para dar apoyo a las poblaciones católicas asediadas por los protestantes en una isla de interior denominada Bommel , flanqueada y formada por dos ríos: el Mosa y el Waal.
En invierno se solían paralizar las actividades bélicas a causa de lo inapropiado de las condiciones meteorológicas, pero en esta ocasión ambos bandos decidieron aprovechar las circunstancias para socavar las defensas enemigas.

Las tropas rebeldes bloquearon las salidas de los ríos con naves, para de esta forma colapsar a los defensores y evitar que estos recibieran refuerzos desde el exterior. Abrieron las compuertas de los diques e inundaron canales, elevando el nivel de las aguas de tal manera, que los tercios quedaron en un aislamiento desesperado y sin posibles salidas.

La infantería española tuvo que concentrar su defensa en la colina de Empel. Para estos hombres, el hambre y el frío eran lo de menos, daban más importancia por entonces, al deshonor y la vergüenza que significaría perecer sin posibilidad de defenderse.

Se cavaban trincheras para resistir el asedio y los cañonazos desde las embarcaciones; y en una de estas fue encontrada por un infante, una tabla con la imagen pintada de una virgen inmaculada. Esta, posiblemente había sido enterrada por algunos holandeses católicos para evitar su destrucción o profanación por parte del enemigo.

Ya por entonces y como expliqué anteriormente, la advocación de la Inmaculada estaba muy extendida por todo el imperio y estos soldados, enfervorizados por este encuentro casual, interpretado como una señal del cielo;  se encomendaron a dicha Madonna, cantaron la salve y oraron con devoción para recibir una ayuda milagrosa.

Esa misma noche cayó una helada de tal magnitud, que las aguas que flanqueaban el reducto se helaron, y esto provocó que los barcos holandeses tuvieran que retirarse para evitar quedarse atorados por el hielo; circunstancia que aprovecharon los desesperados tercios españoles para salir de la trampa en la que se hallaban, y presentar batalla directa contra el oponente. Fue precisamente un 8 de Diciembre de 1585.

La victoria fue tan contundente, que el almirante de la flota holandesa se quejó de que en aquella ocasión "Dios se hubiera hecho español".
El historiador británico Geoffrey Parker calificó el suceso como “Helada milagrosa”.

Aquellos infantes imbuidos de esa renovada fe, en la virgen que les había proporcionado la salvación con ese milagroso acontecimiento, fueron extendiendo su entusiasta devoción a otros tercios, que adoptaron con el tiempo a la inmaculada como patrona de todos ellos, y por ende, en el año del Señor de 1892 y por real decreto de la reina regente María cristina de Habsburgo, lo llegó a ser de la actual infantería española, cuyos capellanes castrenses visten la casulla azul cuando celebran la eucaristía en este día dedicado a ella; que por otro lado es protectora de la academia general de cadetes, del estado mayor, cargos jurídicos, interventores, veterinarios y farmacéuticos; y venerada en muchas poblaciones españolas, portuguesas, italianas e hispanoamericanas.

En Sevilla se la rinde culto con especial entusiasmo y es prueba de ello que un famoso pintor barroco la dedicara muchos de sus cuadros. Estoy refiriéndome a Bartolomé Esteban Murillo que llegó a plasmarla en más de 20 de sus lienzos, siendo el más conocido el que se puede contemplar en el Escorial.

Por cierto, el primer templo edificado en honor a la inmaculada fue el del monasterio de san Jerónimo, sito en Granada. 

Yo ya dejo puesta mi pica en Flandes.




Derechos de autor: Francisco Moroz



martes, 6 de diciembre de 2016

Fantasías literales





De un certero bocado, le arrebató el pincel con el que el capitán Ahab pintaba el retrato de Dorian Gray.

Cuando se dio la alarma Nemo con su Nautilus salió en persecución de Moby Dick que se dirigía resoplando hasta la isla del tesoro donde los tres mosqueteros estaban apostados para acorralarla.

Simbad el marino ávido de aventuras se les unió en la acción cerca de Itaca, sin contar con que Sandokán el tigre de malasia les acechaba.

Fue entonces cuando el rey Arturo dando un puñetazo en la mesa redonda, me gritó:

– ¡Sir Lancelot  despierte de sus ensoñaciones! Que la búsqueda del santo grial es asunto serio.



Derechos de autor: francisco Moroz

domingo, 4 de diciembre de 2016

¡Bendito país!




Cuando mis cuatro amigos y yo decidimos emprender aquel viaje de fin de carrera, que iba a durar una semana, no podíamos imaginar que nuestra estancia en Escocia iba a convertirse en toda una aventura de gozo extrasensorial.

Nos propusimos visitar además de las ciudades de Edimburgo y Glasgow, todos los lugares emblemáticos de las tierras altas.
 
Por ello después de soltar las mochilas en el hostal de la pequeña localidad de Drumnadrochit lo primero que hicimos fue buscar un bar típico para refrescarnos y tomar algo. El pub en cuestión ostentaba el nombre sugerente de: MacDonald ´s Still que viene a traducirse como: El alambique del hijo de Donald.

Como era tarde pedimos unos whiskys para celebrar nuestra licenciatura; y entre brindis, risas, y bromas, alguien propuso hacer una excursión nocturna al famoso castillo de Urquhart que se asoma al lago Ness aprovechando que no quedaba lejos. A todos nos pareció una idea inspirada para empezar de forma fantástica nuestro viaje por esas tierras de leyenda.

Después de unos cuantos vasos más, del dorado líquido destilado por los dioses, nos pusimos en marcha guiados por las tenues luces de la calle que brillaban como luciérnagas encendidas. 
Nos liamos unos porritos de marihuana que habíamos traído para homenajearnos durante el viaje, y de esta forma llegamos a las orillas del lago de Nessie.

Alguno gritó de pronto. Veía moverse las aguas tranquilas en ondas expansivas y turbulentas que se acercaban a nosotros rápidamente. Corroboramos colectivamente que algo extraño iba a suceder.
Sin esperar, y ante nosotros, apareció una imagen humanoide con un manto de “blanco nuclear” y resplandeciente, que nos dijo señalando hacia el horizonte: 

– ¡Mirad más allá, donde las nubes color malvarrosa se difuminan como neblina de bosque druídico!

Al mirar, juro que vi el arcoiris y un unicornio azul con el cuerno dorado, cabalgado por una mujer de la raza de los elfos del señor de los anillos, que dejó caer ante nosotros ambrosías liquidas almibaradas.
 
Me desperté a la mañana siguiente mojado de escarcha, entumecido, y estropajoso. Sin recordar haber visto al monstruo del lago.
¡Bendito país!



Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Cambio de pareja



Se despertó, abrió los ojos una mañana más. No tenía prisa, y tumbado como estaba en la cama, se puso a pensar.
Pensó en ella, en lo bien que empezaron su relación, de mutuo acuerdo, sin exigencias de ningún tipo. Algo fluido y natural. Ella le dejaba su espacio personal y él la dedicaba parte de su tiempo. Se hacían compañía y a veces incluso se añoraban y se buscaban en los silencios.

Pero hacía unos años que este idílico romance se estaba convirtiendo en una losa; ahora ella se estaba volviendo absorbente e incluso envolvente y omnipresente, él ya no se sentía libre como antes, sino atado a una servidumbre que le llenaba de mucha tristeza y desazón.

Ya no la quería como antes ni la deseaba. No ansiaba su cercanía, rehuía su presencia, pero ella siempre estaba a su lado recelosa, perenne y árida, como un mal invierno que no quisiera dar paso a la primavera renovadora.

Y él necesitaba un cambio ¡Sí! Quizás por egoísmo, pensó, se embarcó en esta relación sin futuro. Él y ella, ella y él. Solos, sin querer nada del resto de los que solicitaban un poco de atención, de su amor, de su cuidado, de su persona, de su trato.

Se convirtió poco a poco en un ser huraño y antisocial, un hombre introvertido y esquivo.
No compartía sus vivencias y se guardaba muy mucho de expresar sentimientos banales. Solo se comunicaba con sus congéneres por necesidad y cuando no había más remedio.

Pero esta situación le estaba matando, apagando, amargando, ahogando, como a la llama de una vela sin oxigeno que quemar.

Ahora estaba costeando el precio de las consecuencias de esta común-unión con su amada, y con creces. Penando como alma condenada en el infierno de Dante, purgando cada una de las expectativas puestas en esta especie de tormento consentido, abocado por otro lado al fracaso más estrepitoso.

Desde su comienzo esto no tenía futuro, pero se empeñó en demostrar que eran los demás los que estaban equivocados y que la situación ideal era la elegida por él. Estaba todo controlado. O eso creía en ese momento.

Meditaba en la cama y decidió que ya era hora de cambiar de pareja, su amante actual ya no saciaba sus necesidades, no llenaba sus expectativas, no satisfacía sus ansias de compañía y de amor desinteresado.

Se dio la vuelta en el colchón y allí estaba, a su lado, como cada mañana. No conseguía apartarse de su pegajosa presencia ¡La aborrecía! Debía huir, y únicamente conocía una manera de hacerlo: Buscándose a una mujer de verdad que le llenara la existencia, una pareja que quisiera acompañarle en el baile de la vida, y aparcar en la cuneta a esta que desde hacía años dormía a su lado gracias a su dejadez y la fuerza de la costumbre.

La abandonaría sin despedidas innecesarias, sin agradecimientos de más. Todo con tal de olvidarse definitivamente de esta maldita fulana " Que se llama Soledad”.






Derechos de autor: Francisco Moroz



                                                                          

domingo, 27 de noviembre de 2016

Palabras curiosonas







Que nuestro idioma es uno de los más hablados a nivel mundial por detrás del chino y por delante del inglés ya es sabido por casi todos. Pero hay curiosidades sobre el mismo que desconocemos casi por completo, o al menos un servidor lo reconoce.
Hoy os traigo algunas de esas peculiaridades de ciertas palabras de nuestra lengua escrita tan querida,y a veces tan maltratada a causa de las nuevas tecnologías.
¡Qué disfrutéis!

De números:

“Noveno” es la única palabra de tres sílabas a la que quitándole la del medio no cambia de significado. “Nono”

El vocablo “Cinco” tiene 5 letras coincidencia que no se repite con ningún otro número.

“Mil “es el único número que no tiene ni “O” ni “E”

De género, y sentido:

El término “Arte” es masculino en singular y femenino en plural.
“Sarapes” y “Separas” son palabras con distinto significado según el sentido en que son leídas.

“Reconocer” se lee de igual manera de izquierda a derecha que al contrario.

De orden:

Las palabras: “Ecuatorianos” y “Aeronáuticos” poseen las mismas letras, pero en diferente orden.

“Paralelepipédicos” tiene consonantes y vocales en alternancia.

El término “Estuve” contiene cuatro letras consecutivas según el orden del alfabeto “S” , “T”, “U”, “V”.

De cantidad:

En la palabra “Aristocráticos” cada letra aparece repetida dos veces.

En “Corrección” aparecen dos letras dobles de seguido.
Sin embargo en “Centrifugados” todas las letras son diferentes.

En la palabra “Euforia” aparecen las 5 vocales y solo dos consonantes.

“Oía” tienes tres silabas en tres letras

“Guineoecuatorial”. Esta va más allá. Contiene 2 veces cada una de las 5 vocales y no repite ninguna de las consonantes.

La palabra “Ferrocarrilero” se erige como la única que tiene 5 erres.

De Longitud:

La palabra más larga escrita en nuestra lengua sin la utilización de sufijos, y única en ser reconocida por la RAE es Electroencefalografista” con sus 23 letras, seguida de: “Esternocleidomastoideo” con 22. 
Ambas se quedan cortas con la más larga que contiene ni más ni menos que 182 letras. Un vocablo del griego antiguo que fue inventado con fines humorísticos por Aristófanes. Algo así como el archiconocido “Supercalifragilisticoespialidoso” de Mary Poppins. 
Aunque el récord lo ostenta un término químico escrito en inglés con 1185 letras y que empieza así: ACETYL­SERYL­TYROSYL­SERYL­ISO­LEUCYL­THREONYL­

“Menstrual” se constituye el vocablo más largo con solo dos silabas.

Las más coquetas:

“Ajilimójili” se refiere a una salsa a la vinagreta con ajo y se cubre tanto de gloria (La palabra) como de tildes. 7, ni más ni menos.

Y esta es la que más me gusta de todo el listado que os he presentado:
“Pedigüeñería” que se adorna con los cuatro firuletes que un término puede llegar tener. A saber:
La virgulilla de la “Ñ”, el punto de la“i”la diéresis de la “Ü” y la tilde sobre la otra “Í”.

Para acabar recuerdo a los despistados lectores que la “Ch” y la “Ll” desaparecieron de nuestro alfabeto en el año 1984. 
Y como empezamos con números, terminaré con ellos.

El chino lo hablan 1200 millones de personas. El castellano 559, millones y el inglés 375 millones. Cifras aproximadas naturalmente, pues el aprendizaje de estos idiomas es continuamente creciente.



Derechos de autor: Francisco Moroz


viernes, 25 de noviembre de 2016

Un miedo con nombre extraño





Mi compañero y yo llegamos rápidamente al lugar donde desde la central nos han indicado que se ha producido la alerta, vamos pertrechados con nuestro equipo al completo, por los imprevistos que puedan surgir. Somos dos precavidos profesionales a los que no nos gustan las sorpresas que escapen a nuestro control.

Estamos sobradamente preparados para resolver situaciones como esta de la que nos han dado aviso tan solo hace una hora.
Para lo que yo personalmente no estaba preparado era para lo que ocurrió cuando el agujero se abrió ante mí.

Empecé a sudar a pesar del frío intenso entrando en estado de shock, me empezaron a invadir las náuseas y mi organismo estresado amenazó con colapsarse.
Mis sentidos quedaron bloqueados de inmediato, mis ojos se adentraron en el negro y profundo pozo sin fin, que me quería engullir. Quise avisar del peligro a mi colega, pero lo hice tarde, no le  pude ayudar, pues de forma irreversible desapareció casi de inmediato en las entrañas de ese pozo mientras yo quedaba en pie, con los brazos caídos y temblando, paralizado por el miedo a lo desconocido; por esa nada que llenaba una boca con forma de circunferencia perfecta. Lo llamaba a gritos, por su nombre, pero solo recibía ecos de sonidos metálicos y de golpes que presagiaban lo peor.

La caja de Pandora se había abierto, y todo lo que ocurriera a continuación podría representar un riesgo para mi frágil espíritu anonadado.

Si esto era mi final, sería el más patético de los finales. Ningún ser o ente me amenazaba de manera perceptible, pero algo parecía gobernar mi mente de tal forma que mis músculos no me respondían. Estaba absorto y agarrotado.

Tengo entendido que a los combatientes les ocurre lo mismo antes de cada batalla, y que a pesar del entrenamiento intenso y continuo que reciben, nunca son capaces de reaccionar en ese crítico momento inicial en el que se requiere la acción inmediata.

Era consciente de que tenía que echar una mano a mi socio. Él estaba adentro, en un lugar oscuro y frío que me aterrorizaba. Por tanto me tuve que recubrir de ese valor artificial que en ocasiones hace héroes a los mortales, y agarrando fuertemente la herramienta y encendiendo la linterna de mi casco para apaciguar mi miedo a la oscuridad, descendí poco a poco a lo hondo de la sima, al encuentro de lo desconocido. No sin haber señalizado antes la zona peligrosa que circundaba la boca de la alcantarilla para evitar accidentes.
Lo que padezco lo llaman nictofobia.



Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 22 de noviembre de 2016

Trazos infantiles





No era el mar pero se le parecía, al igual que los barquitos y el sol medio tapado por unos garabatos que pretendían ser nubes. Era lo que había dibujado Pedro a su madre.

También aparecían dos personajes en el folio: Una mujer y un niño, que les representaba a ellos.
A su padre no lo había pintado, pues no lo llegó a conocer, lo había perdido pocos meses después de nacer él.

Solo ella, que miraba el dibujo con lágrimas en los ojos sabía que su compañero también estaba ahí, entre los trazos azules e infantiles donde unos marineros perecieron ahogados una madrugada.



Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 18 de noviembre de 2016

Retrato de un asesino




Se dice que cuando ves a la persona asignada por el destino para acompañarte en tu vida, la reconoces al instante y quedas tan prendado de su presencia como de una música hipnótica que una vez que la escuchas no puedes dejar de silbar.

Este pensamiento me asalta mientras me hallo concentrado en el dibujo.
Mi trabajo consiste en ayudar a los inspectores de policía en las investigaciones en las que hay un sospechoso de haber cometido un crimen y hay a su vez una víctima que sobrevive, o un testigo que lo ha visto todo y conoce sus facciones. 
Es entonces cuando me avisan y me persono con mis bártulos de dibujo para intentar definir en la medida de lo posible, el retrato bocetado del delincuente en cuestión.

No miento si digo, que he llegado a ver cientos de personajes de lo más variopinto, hombres y mujeres con todo tipo de rasgos soeces y remarcables con los cuales poder reconocerles en su nueva situación de busca y captura. Prácticamente todos han sido reconocidos y atrapados. Cuestión de percepción y habilidad.

Pero ahora, en este instante, mientras voy perfilando los rasgos a carboncillo del rostro que tengo delante de mí, solo puedo ver el de una mujer atractiva de faz ovalada, pelo largo y moreno, ojos almendrados que a su vez me mira desde el papel que tengo en las manos.

Se lo enseño al testigo y este confirma con la cabeza que es ella la que se encontraba cerca de la escena del crimen: un triple asesinato cometido en uno de los chalets del vecindario.

Lucho contra las emociones que me produce tal afirmación. Debo de ser imparcial y objetivo en el desempeño de mi labor, pero no puedo. Presiento que ese rostro pertenece a la mujer de mi vida, la que compartirá en el futuro mis sueños y proyectos.

Con la excusa de unos últimos retoques, recorto la melena, alargo el rostro, achato la nariz y aclaro el pelo.

Tengo para encontrarla hasta noviembre, si la atrapan ellos antes, habré perdido a la persona asignada por el destino.



Derechos de autor: Francisco Moroz.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Un buen pago





Espero que puedas perdonarme mi viejo, yo lo hice por amor a ti.

Sabía de tu padecimiento y de tu dolor intenso, de las noches en vela y los gemidos que apagabas con la almohada para no molestar. Querías acabar con todo pero nadie te ayudaba. No era de ley.

Por ello hoy te besé, te hablé quedito, como a los niños cuando se les duerme, diciéndote cuanto te amé y te amo, por todo lo que hiciste por mí sin pedir compensación ni reconocimiento alguno.

No sé si este será buen pago por todo aquello, pero ahora puedes descansar en paz.



Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 12 de noviembre de 2016

Sin palabras


Mariola es un amor casual, ella llegó y se quedó junto a mí; supo interpretar lo escrito y agradecer el encuentro común con un relato. Se convirtió desde entonces en "Mi relatora" y yo en " Su hechicero" en un lugar que solo ella y yo conocemos.
Me convertí en deudor desde entonces, y aquí me persono para dar cumplida cuenta de lo que la debía.

Aclaro, que nada de lo escrito es real, todo es imaginado, tampoco hay figuras metafóricas. Simplemente se trata de un relato de los que escribo, para dedicárselo a ella, que se lo merece.






Se conocieron por primera vez, en lo que podría haberse denominado: un encuentro circunstancial.

Ella caminaba distraída, pensando en la jornada laboral que tenía por delante: soportar a su encargado y aguantar estoicamente a muchos clientes impertinentes y disconformes que la utilizaban como diana de su frustración; y que por no tener, no tenían ni modales ni educación. Era duro bregar diariamente viendo caras largas y escuchando verborrea irrelevante y agresiva. 

Con esos pensamientos andaba cuando alguien interpuso una flor roja a su paso, y cuando levantó los ojos encontró una sonrisa maravillosa que la lleno de paz. Era él, que con una respetuosa reverencia le ofrecía una pequeña rosa.

Sus miradas se encontraron en lo que fue un contacto mágico. Desde ese momento se creó un vínculo entre los dos que les hacía converger en el mismo tramo de aquella misma calle.

Él la esperaba ansioso todas las mañanas, las soleadas y las lluviosas, siempre estaba cerca de la boca del metro, o debajo de la marquesina del cine, esperando y gesticulando su impaciencia a todo aquel que quisiera prestarle atención.

Cuando ella llegaba nunca le faltaba la flor y de vez en cuando, rompiendo ciertos formalismos, se atrevía a besarle la mano cortésmente, como un caballero a la antigua usanza, pero sin hipócrita galantería, sino poniendo en el beso toda su alma y poquito a poco, todo su amor.

Pasó lo que tuvo que pasar: que sus almas se enredaron en una sintonía común,  y un buen día quedaron al finalizar sus respectivas jornadas laborales. Marcharon a una cafetería cercana, y mientras les servían las bebidas se presentaron.
Ella habló durante dos horas seguidas, mientras él la miraba absorto en esa belleza que solo los amantes saben apreciar, deleitándose en su presencia y escuchando con embeleso todo lo que ella le decía. Embebido en su presencia y enamorado.

El tiempo pasó en un suspiro, se encontraban tan a gusto el uno en la compañía del otro, que acordaron en su fuero interno y cada uno por su lado, no necesitar a nadie ni nada más para ser felices.

Su relación era tan fluida, que al final como en los cuentos, decidieron vivir su aventura en común y para ello, se mudaron a un apartamento asequible y sin pretensiones de grandeza al que llamaron hogar. 
Ella siguió trabajando en los grandes almacenes, en la sección de atención al cliente, y cada vez que las circunstancias eran adversas o algún impertinente se le cruzaba en el camino. Pensaba en su amado, en ese hombre que sin palabras la conquistó en una avenida principal de una ciudad luminosa pero fría.

Nunca le faltaban sonrisas por la mañana ni besos de buenas noches. No le faltaron rosas en el jarrón ni caricias en la mejilla, ni miradas cargadas de ternura ni alguna de aquellas corteses reverencias que la hacían sentirse princesa.

Lo que si le faltaron siempre fueron las palabras, pero nunca las echó de menos, pues sabía con certeza que  en ciertas ocasiones estas dejan heridas incurables y otras se malinterpretan, dejando incertidumbre. Otras no expresan aquello que se quiere trasmitir en el momento, y de la forma adecuada al que las espera como bálsamo.

Su compañero nunca se las pudo ofrendar, nació mudo, pero tenía una habilidad portentosa para comunicarse con las manos, los gestos y las miradas No era un simple artista callejero, era un gran mimo y un excelente hombre que desde el primer día, en aquel encuentro casual, literalmente supo dejarla sin palabras.




Derechos de autor: Francisco Moroz

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