Querido hijo:
Llega el momento del encuentro.
Hoy, después de tan larga espera podremos conocer tu rostro y
oír tu llanto.
Tendrás que abandonar este lugar tan cálido que te acogió
hasta ahora en húmedo y rítmico arrullo de dos corazones unidos por el amor a
lo engendrado.
Pero no sientas temor, estaremos muy cerca, al igual que
ahora, para recibir tu primera mirada cuando abras esos ojos que imaginamos
claros como el cielo.
Fantaseamos con tu sonrisa, con tus deditos agarrando un
mechón de nuestros cabellos.
Seguro que no te faltarán caricias sobre tu piel indefensa,
te garantizo que nuestros besos te cubrirán como ropaje de cariño; eres un bien
muy preciado para ambos, y deseamos compartir tantas cosas contigo, que esperar
las últimas horas se hace costoso.
Cuando vengas nos haremos todos como niños. Seremos
partícipes de tus descubrimientos, volveremos a admirarnos de las cosas en las
que un buen día dejamos de creer.
Gracias a ti, volveremos a ver el mundo con esperanza y
quien sabe si por tu causa, reiremos más a menudo de felicidad.
Lo que sabemos con seguridad es que todo cambiará, y que lo
que fuéramos hasta ese momento carecerá de importancia, pues tú, vienes a dar
nuevo sentido a nuestras existencias.
Por tu nacer y por lo que lleguemos a ser juntos te estamos
muy agradecidos hijo y eres bienvenido a nuestros brazos, que serán tu primer
hogar.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Código de registro: 1605087457687