viernes, 29 de abril de 2016

Tu opinión sobre El Quijote

               ¿Qué haría hoy Don Quijote con los molinos?





Cervantes fue un escritor al que le faltaba una mano y que vivía en un siglo triste, porque todos iban vestidos de negro. Un día vinieron a visitarle las "musarañas" que eran como unas mujeres inventadas que te animan a hacer cosas y a Cervantes le dijeron que tenía que escribir algo famoso.

Y escribió: Don Quijote.

La novela empieza así: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme” 
Pero que yo creo que era por la zona de Toledo o cerca, porque  a esto se le llama "La Mancha."

“El Quijote” era un señor que se llamaba en verdad Alonso y habitaba en un pueblo donde tenía como amigos a un cura y a un peluquero; también a un señor muy fuerte que le llamaban Sansón y  que estudiaba por entonces el bachillerato.

Le cuidaban una sobrina y una asistenta que le hacían para comer cosas que no apetecen: “Duelos” y “Quebrantos” por eso tenía un apodo cariñoso: “El caballero de la triste figura” porque estaba flaco como un caballo que tenía. También tenía una lanza en un astillero y una adarga antigua que no sé lo que es, y un galgo, que es un perro que corre mucho.

Se volvió loco de leer libros gordos como uno que se titulaba "Amadis de la jaula" que eran de fantasía, como el Señor de los anillos y Eragón; donde aparecen magos, hechiceros, enanos y otros personajes. Un buen día convenció a un señor del pueblo que era bajito y gordo que se llamaba Sancho, pero al que sus vecinos también conocían como “Bobalicón”, “Zoquete”, “Patán” y “Pánfilo” y  se marcharon de allí para tener "andanzas" y por eso iban por los caminos haciendo cosas raras.

Don Quijote además estaba enamorado de una señora a la que llamaba Dulcinea del Toboso que es un pueblo al que yo he ido dos veces o más. 
Pensaba que Dulcinea era guapa pero era una de las del pueblo que ni fu ni fa tirando para fea.

El iba montado en su caballo,  y Sancho en un pollino, que es muy parecido a los burros que tiene un vecino, que yo los he visto en un corral.
Tuvieron muchas aventuras los dos: Una vez soltaron a unos presos que iban atados y estos después les insultaban en vez de dar las gracias. Otra vez quiso luchar con un león como los del zoo que no te hacen caso y ni te miran porque están aburridos y cansados de estar encerrados todo el día en una jaula. 
Otra vez, estuvo toda la noche cuidando su armadura para que no se la robaran y le pudiera nombrar caballero andante el camarero de una posada.  En otra, vieron un rebaño de ovejas que estaban en medio del campo y las espantaron para poder pasar y los pastores les tiraron piedras.

Pero la que más me gusta es la de los molinillos de viento. Lo copio para que se sepa a la que me refiero:

“En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como Don Quijote los vio, dijo a su escudero: la ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla…”

Pero el Patán le dijo a Don Quijote que no eran gigantes  que eran molinos de viento. ¡Y sí, eran gigantes! porque yo he estado con mi padre al lado de unos que hay cerca del pueblo y me ha subido encima de sus hombros y no podía tocar las hélices que hay arriba. Son como columnas muy grandes con un motor arriba y se mueven para coger el aire y hacer electricidad con él.

No me imagino a Don Quijote subido en el caballo flaco y corriendo a pelear con ellos porque no hubiera servido de nada, no llegaba ni con la lanza. Estaba loco, pero sabía que eran torres gigantes que tocan hasta las nubes y Sancho le engaña y dice que son molinos de viento, y mi padre que es muy listo y sabe muchas cosas, me dijo que se llamaban aerogeneradores.

El día que yo los vi, había algunos que no funcionaban y estaban parados. Seguro que si Don quijote resucitara ahora, no pelearía con ellos, y llamaría a los dueños para que los arreglaran para que volvieran a dar vueltas; pues él decía que "desfacía entuertos" que significa, que arreglaba cosas que estaban estropeadas.

De todas las maneras yo opino que este libro es muy gordo y tiene las letras muy pequeñas y no tiene ningún dibujo ni fotos. También que Cervantes ponía palabras muy raras que yo no entiendo; porque Cervantes se murió hace 400 años porque era muy antiguo y por eso escribía raro, porque era como se hacía entonces, con tinta negra en vez de azul, y una pluma de pájaro en vez de bolígrafo.

Yo he leído trozos del libro, pero me he aburrido un poco…



Cuando la profesora terminó de leer el trabajo del alumno, se tuvo que secar las lágrimas que le rodaban por la cara; no sabía si de risa o de pena. Por muchos homenajes a Cervantes que se hicieran para conmemorar su nacimiento, su muerte, o su magna obra. Lo cierto era, que las historias del Ingenioso Hidalgo no se escribieron en su día para niños de 8 años.

Al menos, pensó, los molinos sí eran gigantes, no solo para la mente enferma del pobre hidalgo. 
Y es que es bien sabido, que únicamente los niños y los locos dicen cosas cuerdas y ciertas en un mundo disparatado.




Derechos de autor: Francisco Moroz

Código de registro: 1604297346231

29-abr-2016 11:35 UTC





lunes, 25 de abril de 2016

El final de Sancho Panza y otras suertes

El final de Sancho Panza y otras suertes.






De: Andrés Trapiello











"Esta novela cuenta la búsqueda de fortuna por parte de un grupo de amigos nada comunes. Poco bueno esperan ya de su patria, así que se ilusionan con un viaje que les cambie la vida."


Una obra como la del Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha nunca termina en sí misma, nos pide continuación, y así lo hizo su creador Cevantes con la segunda parte. Pero Andrés Trapiello se ha atrevido con más, y después de escribir en el 2004 su: -Al morir Don quijote-  escribe esta segunda parte con la que consigue de forma peculiar y lenguaje preclaro y al uso; seguir la línea argumental de aquella historia que dejó a unos personajes envueltos de desolación tras la muerte del loco caballero que trastocó y transformó sus vidas.

" Don Quijote, loco, valió más que muchos cuerdos, y cuerdo, como el que más de los discretos."

De eso trata Trapiello en este nuevo libro: como Sancho Panza, el ama Quiteria, la sobrina Antonia y el Bachiller Sansón Carrasco, medran y salen adelante con sus propias vidas, siempre siguiendo la estela del insigne hidalgo que dejó tan profunda huella en sus almas.
Veremos a un Sancho melancólico que no encuentra razón de ser sin su señor, ni misión mejor que seguir sirviendo, pero con la perentoria necesidad de huir de lo conocido, de su pueblo y sus gentes,  e intentar labrarse un futuro propio en las indias.
Antonia brega entre el acoso de un mozo truhán que quiere aprovecharse de las circunstancias, dado que la sobrina se haya en un estado de confusión e indefensión tras la muerte de su tío. Presionada también por el señor de Malo que dice ser acreedor de los vienes del Hidalgo fallecido y pretende en matrimonio a la joven para hacerse con su virtud y su hacienda.
Y el Bachiller Sansón, que forma parte de la historia arrastrando esa pena de creerse responsable de la muerte por tristeza de D. Quijote al haber sido el presunto caballero que le derrotó en franca lid y le obligó a permanecer en su casa sin salir a los caminos ni portar armas de caballería.
Y Quiteria el ama que andaba enamorada de su señor, y que ante su pérdida se encuentra desorientada, viviendo tan solo por su recuerdo.
Estos personajes variopintos que comparten un vínculo común, que es el haber conocido y compartido en parte vivencias y aventuras con el de la triste figura; se irán del pueblo, huirán de madrugada como fugitivos en busca de la puerta al nuevo mundo: Sevilla.

"Sin saber quién soy, no podré saber nunca quién quiero ser."

Pero a lo largo del camino conocerán a otros figurantes de la genial historia, de una historia que ya para entonces está escrita en sus dos partes conocidas. Así gentes como Cardenio y Luscinda, Pérez de Viedna  y Dorotea hacen que como enredadera, se sigan extendiendo sus ramas y enraizando en vidas, almas y pensamientos y de esta manera llegar a los que leemos imbuyéndonos como si fuéramos parte de la misma.


Trapiello se toma libertades, pero las mismas las toma con respeto a la obra de Cervantes. Él se descubre como autor cervantino y por ello sigue  pautas que parecen prefijadas por el alcalaíno manco castellano; y utiliza permisos discretos y acordes con la historia contada que no deja de ser novela de ficción, pero novela en la que todos y todo, coexiste con la más estricta realidad de la época descrita en la misma.
El lenguaje es de lo más fluido, cortés y culto cuando ha de serlo; como cuando ha de ser utilizado de forma campechana, directa, incisiva y vulgar ¡lo es!
El humor salpica la narrativa y los diálogos de los personajes, así como los adorna con reflexiones muy dignas y sentidas, donde se nos irá ampliando el conocimiento sobre cosas que olvidadas en el tiempo, parecen regresar de forma verbal  a reivindicar su justo lugar.

" leer es lo más parecido a probar el fruto del árbol de la ciencia."

Se toma las justas licencias para novelar lo no escrito y bautizar a personajes que no tenían nombre reconocido, intuir lugares por donde pasó Quijote en sus correrías y crear pequeñas tramas donde dejarnos perplejos con la inventiva de su ingenio prosaico.
Como ejemplo os digo el recuerdo que me trajo, de ciertas novelas ejemplares escritas por Cervantes en lo que dura la estancia de los protagonistas en Sevilla.

La riqueza de este texto creado por Andrés Trapiello al igual que su anterior; se basa en las descripción de sus personajes en cuanto a lo que respecta a sus inquietudes, ilusiones, ambiciones, esperanzas y proyectos. Los diálogos son tan fértiles como las tierras a las que dirigen sus pasos y la ambientación por donde trascurren los hechos narrados, lo suficientemente bien descritos para hacerse conocidos a nuestros ojos.

Un  servidor ha vuelto a gozar con la prosa utilizada por este escritor, que ha sabido utilizar de nuevo y de forma correcta y cumplida la lengua de Cervantes; siendo prolífico en palabras cuyo significado olvidado nos retrotrae hacía un siglo donde hasta el habla de los patanes sin instrucción era casi más decorosa, respetuosa y cortés que en la actualidad.
Fecunda es la lengua castellana y en este libro que os recomiendo que leáis, encontrareis fiel prueba de ello. "Botargas", "Companajes", "Desborcillar", "Desmazalar", "Mancera", "Zoquete", "Trillo", " Perendengue", "Caireles", "Coturnos", "Chirinolas", "Tajuelo", "Espeluncar", "Polacras". Son pequeños ejemplos de ello.

" Lo que se sabe sentir, se sabe decir, aunque no se tengan letras."

Del argumento basta con lo contado, no quiero descubrir nada, pues en todo podréis hallar sorpresa y deleite.

Gracias a Trapiello se puede decir sin temor a equivocarse que Don Miguel ha conseguido por fin lo que no pudo conseguir en vida: Pasar a las indias; pues en su momento le fue denegado por el presidente del consejo. Gracias a su obra y la de este autor cervantino hasta la médula. Cervantes ha conquistado las Américas y a fe, que con mucha honra. 

Y si os hicierais alguno la pregunta de por qué del atrevimiento de Andrés Trapiello de continuar con esta magna obra. Será el mismo autor el que os conteste:

 "Cervantes mató a don Quijote para que nadie más lo volviera a sacar en procesión, pero cometió el descuido de dejar vivo a Sancho y al resto"

Y el propio Don Miguel dejó escrito a su vez:”Que no hay ninguna historia en el mundo que se haya acabado nunca de contar, y que al mejor tejedor le queda un hilo suelto". 

Y ese hilo lo supo tejer Trapiello.

" Sancho había sido uno de los pocos sabios que en el mundo han sido, de aquellos que saben que la dicha nunca estuvo en ver cumplirse las ilusiones, sino en tenerlas y no dejarlas irse."

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