martes, 5 de enero de 2016

Almas en pena



               
Como sombras disipadas por el amanecer se sienten estos seres

Son barro, dolor, y miseria, que a lo largo de duras jornadas se empeñan en sobrevivir.

Trabajan de sol a sol, siguiendo el lema que está escrito en la puerta: “El trabajo libera”.  Pues eso es lo que ansían por encima de todo. “La libertad”

Las rejas, las alambradas y los perros guardianes no harán que pierdan su identidad como hombres enteros, aunque estén desechos por la penuria.

Mantienen viva la esperanza de ser rescatados antes de que las llamas de los hornos crematorios se ceben con sus magros cuerpos desnutridos.


                                                                                Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 1 de enero de 2016

Viva la vida

Carmen Pinedo nos regalaba como final de año una entrada muy amistosa, entre las que había una invitación implícita para celebrar la vida, la felicidad, la alegría de estar juntos, reunidos en torno a la palabra y a las letras. También y como no podía ser de otra manera ¡Al arte! a la pintura, y a la fotografía. 
(Aquí podrás leerla)






Tenía unos cuantos regalos a elegir para todos los que asistimos al evento celebrado en su "casa blog", yo escogí esta fotografía que figura arriba; la que me inspiró estos versos que ahora os presento y que como no podía ser de otra forma dedico a esta amante indiscutible de lo bello. De los trazos y los colores, las luces, las sombras y los contrastes... y los gatos.

Una mujer enamorada de la vida a pesar de sus tristezas.
Entre sus palabras de bienvenida estas:


¿Notas algo que arde dentro de ti, como un fuego que a veces acaricia y a veces quema? ¿Cómo dices? ¿El amor? ¡No, quita, yo de eso no sé nada! Es la alegría. Hasta en los momentos más tristes está ahí, aunque no puedas sentirla, aunque no puedas creerlo. Está. Deja que te abrace. Aunque a veces queme, porque te aseguro que quema.

En fin, ya entiendes de lo que se trata. Es ese viejo asunto de vivir. Vivir-vivir, quiero decir, nada de sí pero no. Mira, ¿has visto cuánta vida? Toda tuya. Ahora. Cuánta vida ahora, para ti. ¡Que no te la quite nadie!





Para que la vida te sonría
has de cogerla de la mano y bailar con ella.
De apariencia frágil hasta que sientes
su pálpito salvaje instintivo de animal salvaje,
con una poderosa voluntad de devorarte.

Si quieres que te acepte
has de mirarla de frente sin arrogancia,
a los ojos.
Como enamorado incondicional ante su presencia,
dispuesto a todo.

Es ella la que te saldrá al encuentro
sin tú buscarla.
La que te hará delirar y padecer hasta dolerte,
llorar de felicidad o conmoverte,
haciendo estragos.

Si quieres algo de la vida
pídeselo directamente y sin rodeos,
aunque sólo te ofrezca sueños y promesas.
Albacea y testigo de tus obras,
de tu buena fortuna  o tu desdicha.

Será fiel compañera hasta la muerte,
cadenciosa a ritmo lento
y raudo en otros.
pertinaz, sentenciosa y carismática
pero siempre fugaz y perentoria.

Se escurre como arena entre los dedos,
y se deja beber en ocasiones a sorbos cortos.
Cuanto más la deseas más esquiva,
y más irreverente si la adoras.
Es altiva doncella que no rebajará su suerte a la tuya.

Ella sigue fluyendo mientras tú feneces,
no dejando lugar a despedidas ni a reencuentros.
Mientras sea tuya cuídala como a una madre
a la que nadie renuncia ni quiere perder,
a pesar de lo que te dé y te arrebate.

Es caprichosa, procaz y peligrosa,
pero es tan bella la vida que te apasiona,
te enamora y te subyuga, te conquista y seduce.
Haciéndose imprescindible mientras respiras,
tan fértil y veraz como adictiva.

Es, como una chica alborotada y loca,
que te posee y te desnuda
y que se ríe de ti.
O te monta una fiesta sorpresa inesperada
sin contar contigo.

Imprevisible señora altiva
 dadivosa unas veces o ruin y casquivana.
Ególatra sutil y poderosa,
pero jamás aburrida
y nunca sosa.

Terrible paradigma de quiméricas formas
 infructuosa, altiva y discordante,
o humilde y armoniosa.
Savia que es sangre enaltecida
de seres orgullosos.

La vida te enaltece, te hace fuerte,
te ayuda a superar sus realidades.
Te hace soñador en sus orillas
o naufrago perdido
en sus procelosos mares.

Algo es bien cierto: sin ella morimos
y hacemos lo indecible en retenerla.
La amamos a pesar de los retos que plantea,
de los amagos que hace,
de los sutiles engaños soportados.

Andamos por ella
como sobre cuerda floja,
con miedo a caernos al vacío.
La vida se respira por los poros,
si sabes disfrutarla.

Hay que conquistarla con esmero
poniendo empeño en ello.
Es muy fácil perderla,
no se caracteriza
por ser una amante posesiva.

Tampoco te controla,
aunque ponga las reglas del juego que te obligan.
Con ella y con las horas,
que el tiempo es el tercer
elemento de discordia.

Este pone los límites
donde la vida las normas.
te las puedes saltar, no duelen prendas
pero al final pagarás
de todas, todas.

Yo siempre fui sencillo y confiado,
creo que sigo siendo como un niño.
Y por tanto, y a pesar de lo escrito que ya acabo
viviré la vida que me toque.
Sin quejarme, sin prisas, y sin ascos.





                                                                                Derechos de autor: Francisco Moroz






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