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sábado, 27 de septiembre de 2014

Tiempo de escuchar




Gracias a los medios a nuestro alcance como prensa, televisión y radio, no nos falta información de primera mano sobre cualquier asunto político, financiero, social, deportivo, artístico o cultural. Nunca se trasmitieron los comunicados los noticiarios, debates y entrevistas con tanta rapidez a lo largo y ancho del planeta llegando a cualquier rincón del globo.

Internet revolucionó, como plataforma comunitaria de información instantánea, todos los sectores de la sociedad en este sentido.


De este modo somos seres privilegiados que disponemos de datos continuamente actualizados del entorno en el que pululamos, disponiendo de los puntos esenciales de información que necesitamos para poder comunicarnos y compartir, trabajar y estudiar.


Es realmente curioso comprobar como un suceso ocurrido en cualquier lugar del mundo, llega a nuestros móviles u ordenadores casi de manera instantánea en forma de noticia, chiste, vídeo o cotilleo por el Whatsapp. Así mismo las plataformas sociales sobradamente conocidas nos sirven como "Muro" donde colocar comentarios, impresiones, pensamientos, ideas, sueños, opiniones y reflexiones como es el caso en estos momentos en los que tú lector, muy generosamente estás leyendo esto.


La contra de todo esto es el tiempo, el tiempo y la capacidad de la que disponemos para asimilar toda la información que recibimos cual bombardeo de neutrones de forma continuada, el tiempo que podemos dedicar a cada una de las noticias que recibimos, de leerlas, comprenderlas y elaborarlas.


Esto es como un patio de vecinos en el que cada uno de nosotros es de su padre y su madre, tiene formas de vida particulares y conceptos personales de como desarrollar sus actividades cotidianas y cada uno de nosotros con diferentes necesidades de comunicación, pero somos seres sociales por definición con necesidad impepinable de interrelación. "Nadie es una isla" que dijo muy acertadamente John Donne y que más adelante Hemingway plasmó en su libro -Por quién doblan las campanas-


"Ningún hombre es una isla, completo en sí mismo. Cada hombre es un fragmento del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, tanto si fuera un promontorio, como si fuera la casa de uno de tus amigos o la tuya propia: la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy unido a toda la humanidad, por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti." 


Como es de suponer a todos nos gusta charlar con amigos, comentar una noticia o las últimas tendencias de moda, compartir la experiencia de un viaje realizado o valorar los resultados del partido del Domingo o la acertada realización de una película en un foro internauta 


Sentimos ansiedad, pues muchas veces es eso. Ansiedad por hablar, escribir y comunicar al resto nuestras experiencias personales, meditadas suficientemente o no, pero necesitadas como explosión, de salir al exterior y extenderse de forma "Mitósica", la mayor de las veces de forma espontánea y pocas veces de forma reflexiva.


Y finalmente a lo que voy con mi cháchara que a lo mejor ya te aburre: ¿Hay  alguien ahí dispuesto a escuchar? ¿Oídos atentos que requieran de esas palabras? ¿Personas realmente interesadas en lo que escribes y trasmites?


Si tuviéramos que responder con total sinceridad a la pregunta de cuanto tiempo dedicamos a leer un libro, leer una carta (Se escriben pocas), leer un E-Mail (De estos muchos) intentar comprender la letra de una canción, y concentrarnos en lo que nos está contando la vecina, el amigo, familiar o el compañero de trabajo o el profesor de universidad . ¿Qué responderíamos?


Sobre las páginas Web, los Blogs y los muros de plataformas sociales no digo nada, pues es más de lo mismo.

Y es que estamos saturados de información, incapaces de desarrollar tanto poder receptivo como para atender todas las entradas y notificaciones recibidas diariamente.
Los filtros tienen que ser numerosos para que encima la propaganda y los Spam no nos acaben de saturar nuestras bandejas de entrada y nuestras neuronas.

En estas estamos pues: somos remitentes y destinatarios de información y depende solo de nosotros el hacer este ejercicio social más práctico y trascendente, utilizando el filtro de la racionalidad y la utilidad.

Y añadiría como claúsula el ser más receptivos a la escucha que a la verborrea, hay muchos prójimos necesitados de oídos atentos que les atiendan, muchas soledades interiores, personas incomprendidas y aisladas por la falta de nuestro interés a la hora de escucharles. Las prisas y el, siempre escaso tiempo pueden ser excusa o no, pero la paciencia es una virtud escasa que deberíamos potenciar a menudo con los demás. y ser receptivos seguro que no nos quitará el sueño.

No solo se trata de expandir nuestro mundo interior sino también de ser vasijas que recojan lo que los demás comparten.

Pero naturalmente no todo vale, como el Spam hay cotilleos y críticas que no nos aportan nada, y para ello debemos interponer los tres filtros que el sabio Sócrates propuso a su discípulo.

    Un discípulo  vino en busca de su maestro Sócrates para decirle:


¿Sabes lo que escuché acerca de uno de tus amigos?  Espera un minuto, replicó Sócrates. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro. - Triple filtro ? , preguntó el otro.

- Correcto, continúo Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el “Examen del triple filtro "
... El primer filtro es la VERDAD. ¿estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto ? _ No, dijo el hombre, realmente sólo escuche sobre eso y ...  Bien, dijo Sócrates, entonces realmente no sabes si es cierto o no.
Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la BONDAD. Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo ?  No, por el contrario …  Entonces, deseas decirme algo malo de él, pero no estás seguro que sea cierto
Pero aún podría querer escucharlo porque queda un filtro, el filtro de la UTILIDAD. Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo ?  No, la verdad que no.

Bien, concluyó Sócrates. Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no me es útil, ... para que querría yo saberlo ?




lunes, 15 de septiembre de 2014

Una de Roberto Carlos


De chaval...  hace un tiempo de eso, escuché una canción muy pegadiza de un tal Roberto Carlos un cantautor que tan buenos recuerdos me trae de temporadas estivales pasadas en familia.


El estribillo de la misma repetía entre otras frases esta: 

"Yo quisiera ser civilizado como los animales"

Entonces me pareció algo que tenía que ver con los ecologistas, los partidos verdes y otros movimientos a favor de la naturaleza y el medio ambiente tan en boga aquellos años.

Y sí, era eso, no andaba desencaminado del todo; pero me faltaban esos otros sentidos ocultos de la frase en cuestión.

Ha pasado el tiempo y con el tiempo han venido desilusiones y desengaños, perdidas de fe, desarraigos y falta de confianza en leyes, normas, dictámenes y principios religiosos, políticos y filosóficos. Me harté de leer libros de auto ayuda hasta gastarme la vista y vaciar sus páginas de contenidos y significados que me pudieran convencer de que, como decía el filosofo ginebrino Jacques Rousseau:


" El hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad es la que lo corrompe." 


Este es el dilema: No puede hablarse en un principio de bondad o maldad por naturaleza, pues no son propiedades naturales sino ético- morales y aquí entra de lleno la educación recibida al respecto por cada uno de los individuos, tanto en el seno de la familia como en los centros de enseñanza.


La educación a pesar de ciertas opiniones, no es el arma utilizada por los padres, tutores y maestros  para domeñar el carácter individual de cada persona y así poder manipularlos a su antojo.


Más bien habría que valorarla como una ayuda para encauzar nuestros instintos y apetencias básicas, e inculcarnos valores y sentimientos propios de seres civilizados, todo ello enfocado precisamente a desarrollarnos como seres racionales y poder de esta forma, convivir y formar parte de esta sociedad que en teoría "nos corrompe", con criterios propios y mentes sembradas de conocimiento.  Ayudándonos a reforzar por otro lado nuestra individual e intransferible personalidad.


El grupo de rock Pink Floyd en una de sus famosas canciones, nos dejó una perla revolucionaria por entonces, en la titulada: The Wall  que decía: 


No necesitamos educación.

No necesitamos control mental.
Nada de oscuro sarcasmo en la clase.
Profesores, dejar solos a los alumnos.
¡Eh!, profesores, dejadlos solos.
Todo ello, no es más que otro ladrillo en el muro.

La educación parecía considerarse un medio de alienación, un lavado de cerebro de los futuros ciudadanos para convertirlos en masa opaca e indiferente a los designios de los gobernantes, que de esta forma tenían un cheque en blanco para hacer y deshacer a su antojo sin que nadie interfiriera ni se preocupara de las injusticias, desfalcos y corruptelas que se traían entre manos.


En mi opinión lo que ocurre es todo lo contrario.

A los mandamases no les interesa un núcleo familiar fuerte y unido, ni una comunidad de ciudadanos con formación cultural sólida. 
Los realmente preparados para pensar por sí solos, sobran en esta sociedad de autómatas programados para consumir y servir a las castas privilegiadas.

Lo refleja esa otra frase hecha que como legado que no pasa de moda, nos dejó en su momento un emperador romano:

 "Al pueblo darle pan y circo que de gobernarles nos encargaremos nosotros", más tarde un rey francés la convirtió en pan y toros y ahora podría sustituirse por el fútbol, béisbol  o la formula 1. Cualquier deporte que mueva masas enfervorizadas e incluso las enfrente entre sí,  y que no obstante no se movilizan, en cuanto a injusticias, abusos y tropelías se refiere.

En una película con alta dosis de dramatismo, de cuando la guerra del Vietnam traspasó las fronteras Camboyanas  y lo Jemeres rojos tomaron el poder... su título: Los gritos del silencio, con música impactante de Mike Olfield.


En ella recuerdo todavía que los primeros ajusticiados por estos comandos "liberadores de la población" precisamente eran los educadores.
Temían a los individuos que pensaran por si mismos, que eran capaces de reflexionar y utilizar sus propios criterios de valoración y mostrarlos al resto, cuando la inmensa mayoría se movía solo por consignas y arengas de sus líderes, algo así como lo que pasó en África con los Hutus y los Tutsis. Por la radio no dejaban de oírse alegatos para lanzar a muerte a los unos contra los otros, animando a la población a traicionar y vender a sus vecinos de la otra etnia, llamándoles cucarachas merecedoras de exterminio.
De la misma forma las bandas de jóvenes violentos siempre se nutren de los pobres y los ignorantes.

"Es más cómodo obedecer a ciegas mandatos ajenos que elaborar criterios con los que regirnos."


Realmente después de lo visto en tantos siglos de historia de la humanidad, comprenderemos que algunas personas hastiadas de tanta violencia gratuita, de tanta idolatría al dinero y al poder, al espejismo de la sociedad actual de algunos países imagen falsa de bienestar; encuentren ahora en el estribillo de  Roberto Carlos algún sentido más profundo...


Los animales son inocentes en cuanto que no se mueven por la razón, con lo cual no comprenden lo que es el libre albedrío de la elección de la conducta, que  nosotros si poseemos. No tienen conocimiento del bien y del mal, de lo justo e injusto; se conducen por instinto, pero no el instinto desordenado que parece desatarse en nuestra especie cuando nos dan esa fingida libertad, que supone fiarnos carta blanca para cometer autenticas atrocidades, no sólo con el entorno sino con los mismos congéneres y el resto de seres vivos que intentan sobrevivir a nuestro lado.


Nuestra sola arma: la educación, que nos llevará a la comprensión y esta de la misma manera al respeto por todo lo creado.

Nosotros somos solo parte del todo, no los dioses que pueden decidir quién merece vivir o morir, que bosque se ha de quemar y que mar contaminar.

 Al menos "Seamos civilizados como los animales" ya que como seres humanos dejamos mucho que desear.








viernes, 5 de septiembre de 2014

Tempus fugit




Un anciano caballero de 90 años recién cumplidos con mucho recuerdo en su memoria,casi tanta como años pesan en su encorvada espalda, se empeña en celebrar continuamente la vida que le toca.


La excusa puede ser nimia y el motivo peregrino, el más pequeño acontecimiento es celebrable a su entender, pues a estas alturas de la película y sin saber lo que le queda por patear esta tierra, se agarra a la felicidad de poder rodearse de los más queridos y reír y cantar y conversar a viva voz, sin cortapisas, ni prohibición que ponga límites a las ganas de querer y sentirse querido, compartiéndose todo él, con los suyos.


Otro abuelo de 89 reseñables aniversarios, de pelo blanco y sonrisa infantil, me dice en su lucidez diáfana de buen seso, cuando el ominoso muro del olvido llamado Alzheimer le deja un respiro: Que todas las mañanas al abrir los ojos, debemos agradecer un día más al creador, se llame como se llame, esa nueva oportunidad que se nos concede para corregir los errores cometidos y restañar heridas infringidas, decir todo lo que amamos y respirar a pleno pulmón el aire que aún nos toca por respirar en este reparto de suerte tan inestable llamado vida.


Y es que hoy somos y mañana no, y de nada sirve que nos recuerden cuando hayamos partido como lo que fuimos o pretendimos al menos ser; marcharemos desnudos igual que cuando nacimos, partiremos solos allá a donde vayamos sin nadie que nos acompañe al más allá o a la vuelta de la esquina para no regresar, y dejaremos alguna estela como el barco que parte de puerto, pero hasta estas se difuminan en la inmensidad de las aguas de la endeble memoria de los deudos, cuando la heredad es repartida.


Es condición inapelable de la vida: la muerte, el que viene acá sabe que deberá partir tarde o temprano y de forma inesperada, de manera impremeditada a no ser que provoquemos la partida, y eso en mentes sanas no es factible.

De nada servirá pues, demandar a la "Parca" un poquillo más de tiempo para despedirnos de lo que dejamos, y esta que es flaca y vieja como la historia del hombre, también lo será sorda a tales demandas caprichosas.

Por eso mismo y como el tiempo pasa irremediable por nuestra piel y nuestra alma, nos pongamos como nos pongamos, dejemos de una vez por todas de hacer posturitas ocasionales de promesas lanzadas cual oriflamas al sol, e incumplidas al rato siguiente por nosotros mismos alegando falta de motivación o precisamente de ese tiempo para realizarlas, el mismo que se nos escurre como arena entre los dedos cada vez que tomamos aliento.

Condenados a muerte estamos desde que nacemos y en esto no hay negociación que valga.

Aprovechemos pues:

Los ratos jubilosos de alegría que son pocos.
Los momentos de felicidad que son menos.
A las gentes que se cruzan en nuestra ruta que es mucha.
A las personas entrañables y queridas, que son contadas con los dedos.

Disfrutemos:

Del camino y del paisaje, del viento la lluvia y los tornados, la tormenta, la brisa y los días luminosos. 
Y me refiero a los de dentro y a los de fuera de nuestro cuerpo.

Gocemos:

De los pequeños placeres y detalles que nos depare el destino.
Sepamos avanzar el doble cuando tropecemos y no caigamos, y si cayésemos, a levantarnos con premura y seguir rumbo norte.

El pasado siempre será lo que dejemos atrás como presente vivido en el momento en que lo hicimos, y el futuro se convertirá en presente en el instante que lo alcanzamos. Con lo cual no viviremos nunca de pasado ni futuro y si en presente continuo.


Los antiguos, que en esto de pensar y filosofar nos llevaban amplia ventaja, resumían todo con un latinajo de los suyos: 

"Carpe Diem quam minimum credula postero",
que viene a decir algo así:
"Vive el momento y desconfía del mañana".

¡Por cierto!, hay una película circulando por ahí titulada: -In Time- que merece la pena ser visionada por lo que nos haga recapacitar sobre el tema aquí tratado.

El tiempo como moneda de cambio:"El tiempo es oro", el tiempo codiciado y la ambición de la eterna supervivencia.

Señoras, señores, lo de los cursos de inglés y las dietas utópicas de principio de año están muy bien como promesas incumplidas, pero no dejen de sonreír, de ser amables y tolerantes con los demás y consigo mismos, sean pacientes, generosos, comprensivos y muchas más cosas siempre en positivo. 

El tiempo pasa y lo que nos llevaremos será lo que amemos y compartamos, lo demás se queda: 
Las carreras, los títulos, las Master-Card  y los bienes conseguidos. 

El reto es el siguiente: si nos han de recordar, que lo hagan como:
- Los que nacimos llorando mientras los de alrededor  reían y se marcharon sonriendo mientras los de alrededor lloraban -

Asegurándonos de dejar huellas profundas en las sendas recorridas a lo largo de nuestra propia historia.


Y encontraremos por añadidura todas las excusas habidas y por haber para celebrar que respiramos un día más.

                             


                  Dedicado a esos dos viejitos tan queridos.

miércoles, 27 de agosto de 2014

...Y no seréis juzgados


En cursos de auto-ayuda que se imparten en todo el mundo con una frecuencia cada vez mayor a causa de nuestras debilidades y obcecación mental,  causadas por ritmos de vida infernales y recortes de tiempo que nos impiden el análisis y la valoración personal. En estos cursos digo, y entre uno de los muchos ejercicios que se le plantean al asistente, se encuentra el de confeccionar una lista con sus virtudes y sus defectos;
algo así como un examen de conciencia íntimo y personal en los que descubrir los tesoros de los que somos portadores como personas, y los lastres que arrastramos con abnegación de mártires inconscientes.

Entre otros muchos atributos podemos ser: generosos, constantes, tolerantes, tímidos, capciosos, irónicos, cínicos, holgazanes, simpáticos, razonables, dialogantes, egoístas, tiernos, amables, trabajadores, huraños, confiados, desconfiados, retorcidos, educados, cariñosos........y más, y más, y muchiiiisimo más.

Una lista interminable con miles de términos con los que intentamos descubrirnos, re-descubrirnos o desenterrarnos entre tanto escombro, mostrarnos al público y calificarnos a modo de auto-evaluación de forma razonable para nuestra autoestima; y es que tenemos tanta necesidad de conocernos, pero tanto miedo a descubrirnos...


¡Pues bien! una de las palabritas más usadas, más escritas y más sufridas en nuestras propias carnes y en las ajenas es el de "Críticones".


La crítica  siempre viene de la mano del pre-juicio, tan dolorosos ambos.

En esa lista tendría que ocupar el puesto "Number one" y siempre dentro del "Top Ten" de adjetivos calificativos del ser humano.

Viene a ser algo así como el deporte oficial de todas las naciones donde habita el género humano o sea: todas, todas.

No se libra ni el "Tato", y este debe ser alguien universal cuando nos representa a todos.

¡Cuidado! ¿Primero es el uno o la otra ? ¿ El huevo o la gallina ?

personalmente no sabría deciros pues son primos hermanos. ¡Menuda familia!
Y llegados aquí: "Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra".

Primero una pequeña definición:


Juicio, Prejuicio. A diferencia del juicio, el prejuicio representa una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable y que no surge como fruto de la experiencia presente sino de juicios previos, acerca de algo que se conoce mal. 

Cierto es, todos nos precipitamos a emitir preguntas previas ante el desconocido, el forastero, el que entra en nuestra vida sin credenciales ni carta de presentación en la boca: ¿ Quién es ?
¿ A qué viene ? ¿ Qué busca ? ¿ Qué quiere ?

Entra al escenario la desconfianza y el miedo a lo que ignoramos, nos sentimos agredidos en cuanto nuestro espacio de seguridad es violado; algo así como el espacio aéreo, o las fronteras de los países; también el ser humano las tiene, no os quepa ninguna duda, se denomina distancia de seguridad, y en cada individuo es diferente y según a que cultura pertenezca ese individuo será más larga o más corta.


A partir de aquí nuestra tolerancia o generosidad  juegan el papel decisivo para empezar el juego de la aceptación y la

comunicación, si es lo contrario lo que prevalece empezamos a omitir los juicios apresurados contra, y digo contra porque pocas veces son a favor, el objetivo humano, diana de nuestros dardos, casi siempre con veneno para hacerlos más letales, provocando
rechazo y marginación.

Es sabido que un juicio puede ser justo o injusto cuando se ejerce sobre un individuo, por una acción realizada por él, y mediando testigos directos que puedan opinar objetivamente sobre dicha actuación y valorarla como buena o mala, según el criterio de las leyes o la lógica de convivencia de la sociedad en la que está involucrado;

juicios basados en hechos y pruebas tangibles, no en murmuraciones, comentarios y marujeos de patio de vecinos.

Pues entonces. ¿Porqué somos tan dados a realizarlo nosotros tan gratuitamente, sin pruebas suficientes ni datos, ni conocimiento? ¿Lo que vulgarmente se define como:

 -sin ton ni son- ? ¿ Simple debilidad impresa en los genes de la raza ? ¿Por malicia ?

Personalmente una de las razones que yo he encontrado con más frecuencia es la envidia, otra señorita hermanada con la crítica que dicen pinta en verde como la esperanza, aunque esta última no sea pariente...¡menos mal!


Cuando envidiamos a alguien por algo, lo más frecuente, no es que intentemos superarlo o igualarlo deportivamente con esfuerzo y sacrificio, ¡no! lo mejor es ponerlo a nuestra altura cortándole las piernas y mejor aún derribándole; y entonces 

¿Que mejores armas a nuestro servicio que la crítica y el  
pre-juicio ? siempre ejercido ante los demás, los que creemos que nos van a secundar y aplaudir por nuestro buen criterio, cómplices al fin y al cabo de nuestras malas artes discriminatorias.

Otra de las razones descubiertas, es la de pretender destacar, realzar nuestro Ego ante los demás a costa del otro, denostando a la víctima y despreciando sus virtudes, algo así como señalar al leñador el árbol que queremos que derribe y después subirnos encima del tronco caído para sentirnos más grandes. Ya lo ilustró el fabulista Esopo con el cuentecito de la zorra y las uvas. El desprecio, el escupitajo y el " apartheid "


Esto lo hacemos nosotros como individuos, y como colectivo los gobiernos, los países, las naciones Algo tan extendido como el cáncer y tan dañino y mortal como él.


Todos extendemos el dedo acusador que señala, que enjuicia, prejuzga y condena, con precipitación desmesurada cuando hay intereses que así lo requieren y todo por frustración o amargura, otra aparente razón que mandó a muchos herejes a la hoguera, a millones de judíos a las cámaras de gas, y a innumerables seres humanos a la esclavitud.


Ninguno estamos libres de esta culpa, es contagiosa, pero es curable si ponemos voluntad y buena fe.


Los criterios para conseguirlo son básicos:

Gestionar nuestras emociones e impulsos instintivos, intentar el acercamiento y el diálogo previo que nos permita conocer a las personas, naturalmente conocernos a nosotros mismos y ejercitarnos en el contacto positivo que conduce al entendimiento, y sobre todo comprensión antes de emitir juicios apresurados intentando meternos en los zapatos y vestir la piel de aquel al que pretendemos pre-juzgar, apartar y discriminar. 

Ser conscientes que la ignorancia es muy culpable de todo.

Observar las causas, el porqué de las acciones y actuaciones y analizarlas con racionalidad y la mano puesta en el corazón.

Y por último, evitar a toda costa el prejuicio aunque solo sea por no hacer el ridículo y quedar como auténticos bobos, o el tener que arrepentirnos cuando no haya retorno en el mal infligido.


A modo ilustrativo os dejo esta historia que circula por Internet.


Una muchacha esperaba en un aeropuerto la hora de embarque de su vuelo.

Como el tiempo se le hacía largo compró una revista y un paquete de galletas, se sentó y empezó a leer.
Un hombre se sentó un asiento más allá de donde se encontraba ella.
La muchacha abrió el paquete de galletas y cogió una,seguidamente observó con sorpresa como el hombre cogía otra.
Se sintió irritada y aunque no dijo nada pensó en lo descarado de la actitud de aquel hombre y en su atrevimiento. Cada vez que ella cogía una galleta el hombre hacía lo mismo.
La chica se enfadaba cada vez más, pero no quería armar un escándalo.Cuando sólo quedaba una galleta en el paquete el hombre la cogió,la dividió por la mitad y le ofreció una parte a la muchacha.
¡Menuda frescura la de aquél tipo! pensó de nuevo.
Totalmente irritada cogió sus cosas y se fue hacia la fila de embarque.
Más tarde cuando se sentó en el asiento del avión abrió su bolso y con gran sorpresa y tribulación se encontró con su paquete de galletas intacto.
No comprendía como se había podido olvidar que guardó sus galletas en el bolso.
El hombre sin embargo compartió lo suyo sin ningún problema,sin explicaciones de ningún tipo....Era tarde para pedir excusas.

                Hay cuatro cosas imposibles de recuperar:

                  Una piedra… después de haberla tirado
                  Una palabra… después de haberla dicho
                  Una ocasión… después de haberla perdido
                  El tiempo… cuando ya ha pasado



miércoles, 13 de agosto de 2014

Enfermos de soledad







Es irremediable que de vez en cuando nos invada una pena provocada por un desengaño, o que una desilusión sea la causante de un cataclismo interior que nos deja abatidos y perplejos durante un lapso pequeño o grande de tiempo; de tal forma que busquemos refugio en lo más oculto de nosotros mismos, alejados de lo que nos produjo el dolor del alma, quedando aislados y distantes de los demás.
Otras nos retiramos con voluntad propia de hacerlo, para apartarnos del mundanal ruido que nos describía el poeta*. Alejarnos del maremágnum de la vida rápida y estresante en la que nos hallamos involucrados de "motu propio" o por obligación ineludible. 
Requerimos el silencio y una bajada en el ritmo de nuestro corazón acelerado, nuestros pensamientos dispersos y nuestros pasos perdidos.

Buscamos en ambas ocasiones reconstruirnos interiormente. 
En la primera para organizar de nuevo nuestros muros y torres de defensa para sentirnos de nuevo fuertes ante los enemigos encarnizados de la felicidad. 
En la segunda por evasión, como forma de huida hacía adelante, exploramos el retiro y el descanso para cargar las baterías y poder seguir funcionando cuando corresponda de nuevo apretar el acelerador existencial y remar corriente arriba.

Estas dos soledades pueden ser aceptables, reconocidas y a la vez deseadas y necesarias para nuestro equilibrio psicológico, físico y emocional, con lo cual es importante asumirlas como lo que son en su utilidad y aprovecharlas al máximo hasta los posos.

Pero hay otra que no se debería aceptar: la del abandono
Esas soledades en las que sumimos a nuestros semejantes de forma voluntaria, o por simple ignorancia de las circunstancias, o pura impotencia al no saber reaccionar ante el desafío.

Leí una historia corta, ya hace tiempo y no se en donde:

Trataba de un hombre que visitaba un hospital para acompañar a su padre enfermo y que llegando le comunicaron que su progenitor se hallaba sumido en agonía y que requería a su lado a su único hijo; con lo cual el hombre corrió a su lado, dedicándole las  últimas horas, agarrado a su mano, hablándole con dulzura y diciéndole cuanto le amaba.

Cuando salió de la habitación lo hacía con una gran sonrisa, y este detalle llamó poderosamente la atención de las enfermeras, de tal manera que una de ellas se acercó preguntándole si su padre y él habían estado muy unidos, pues su compañía había contribuido a que el anciano muriera feliz y en paz.

El hombre contestó a la sorprendida enfermera, que no conocía a ese paciente, que este le confundió, y que él al ver la necesidad que tenía el moribundo de sentir la presencia de su propio hijo, y no estando este presente, lo sustituyó complacido por no consentir que el anciano muriese en soledad: la mayor de las derrotas.

Y esa es la realidad de muchas residencias de mayores, la de muchos hospitales. Donde por necesidad, comodidad o desinterés, viven alejados de nosotros los que más demandan la compañía de sus seres más queridos; por los que trabajaron, se sacrificaron y a los que dedicaron sus mejores momentos.

Esos tristes y desvalidos viejos que imploran atención, unas migajas de cariño y el ser escuchados con paciencia mirándoles a los ojos. 
Habitual se hace verlos en los bancos de los parques donde pasean como invisibles transeúntes, ocupando bancos al sol, calentando sus huesos, y con sólo sus recuerdos y sus palomas cerca de ellos. 

Esos serán los lugares en los que se nos recluirá cuando no tengamos nada que aportar, cuando cansados de vivir nos apartemos poquito a poco para no ser molestos a los que piden paso con fuerza y brío de juventud, y en un rincón de nuestras almas ir muriendo de la peor de las enfermedades la soledad no deseada... la del olvido.

Por eso, aportemos nuestro grano de arena, es el momento de hacerlo con generosidad desbordante con los que demandan un poco de nuestro tiempo para sentirse acompañados, útiles y necesarios.

Oírles, hablarles, y sobre todo saber trasmitirles lo importantes que son todavía para nosotros;
sin saberlo nos estaremos haciendo mutua compañía en esta tierra a veces tan fría y desangelada, no solo para los que coleccionan muchos años en su existencia.


* Fray Luis de León

¡Que descansada vida!
la de aquel que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida senda,
por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido. 


jueves, 31 de julio de 2014

¡ Houston, tenemos un problema !



El ser humano es impresionante cuando se pone manos a la obra.

Eran impensables hace unos años los logros científicos y técnicos: en medicina en astrofísica, en ingeniería nuclear, en ingeniería civil, electrónica, informática, transportes, biología etc... que se han realizado durante el anterior siglo y lo que llevamos caminado de este.

En poco más de 100 años se ha conseguido avanzar tecnológica, técnica y científicamente más que en los 2.000 años anteriores; y esto se dice pronto.


Todo ello se debe a que el hombre se ha centrado siempre en su bienestar y en facilitarse la vida, de tal manera que todo cueste la mitad de esfuerzo produciendo el doble y con mejores resultados.


Para ello, se han creado infraestructuras faraónicas para que las distancias se acorten entre ciudades, a la vez que potentes automóviles y veloces trenes las transitan. Aviones y transatlánticos acercan continentes, satélites de comunicación extienden las redes de Internet para que cualquier tipo de información se transmita instantáneamente y de esta forma hacer global y cercano un planeta que se nos queda cada vez más pequeño. 


Nuevos materiales como el plástico o el papel de aluminio, la fibra óptica la de vidrio y la de carbono han invadido nuestros hogares en forma de discos compactos, tarjetas de memoria y discos duros,cables coaxiales, pantallas, computadoras de bolsillo, Ipod, Ifhone,Tablets, móviles...


En medicina ni os cuento los avances: vacunas, resonancias magnéticas, genética, células madre; en biología solo nombro los cultivos transgénicos.

Podría pasarme toda el día desgranando logros y más logros que el género perteneciente a la categoría denominada:"HomoSapiens" ha conseguido para su propio beneficio y sin embargo, no siempre beneficioso para el medio ambiente ni el entorno que habita y al que explota irracionalmente en la mayoría de los casos.( Pero ese será otro tema de reflexión algún día )

¡Pues estupendo! ¿No?

al menos a simple vista todo cantidad de positivo y genial.
¡Pues si!... ¡pero no!

Todo lo conseguido tiene un fin, que es el de liberar a las personas del esfuerzo y trabajo que supone el conseguir los bienes y productos necesarios para la subsistencia de la especie, alejándose la mayoría de las veces el individuo de su entorno familiar, todo ello con gran coste de energía y sacrificio sumado al tiempo, invertido en ello;
renunciando a tareas más agradables y satisfactorias como el juego, el reposo, la interrelación social y el desarrollo de la creatividad y el arte.

Pero igualmente el desarrollo implica un coste.

En ese caso, personalmente detecto una marcha hacia atrás, en lo que respecta por ejemplo a la comunicación entre personas, un abandono gradual de la lengua oral en beneficio de otras formas de relación impersonales y frías como el Whatsapp, los Msm, los  

E-mail el Line o las vídeo llamadas por el Skype etc. Todos estos medios son útiles cuando nos separan grandes distancias, con grandes ventajas de inmediatez en la respuesta. ¿Pero y cuando estamos cerca ?  Entonces es como si viviéramos aislados en burbujas opacas, donde nuestro entorno cercano no existe y nos resulta desconocido y peligroso.

Algunos atrevidos ya califican a nuestros jóvenes como zombies tecnológicos, conectados de continuo a móviles inteligentes y otras zarandajas personalizadas; los vemos en nuestras ciudades, en los buses en el metro, en el tren, caminando por las calles con la cabeza baja, absortos en conversaciones ciberneticas o tecleando frenéticamente sobre carcasas de plástico y fibra; y lo grave no es esto, lo triste es, cuando cara a cara estas mismas personas no saben comunicarse con sus semejantes, no saben participar sus inquietudes y sentimientos, ni compartir su problemática común o transferir sus ilusiones; dejan de ser hábiles para esbozar sonrisas sin el apoyo de los emoticones y se auto-aíslan con cascos herméticos, cual orejeras, con música a muchos decibelios para introvertirse cual autistas.


Las plazas y las calles donde jugábamos de niños, y nos relacionábamos en reuniones espontáneas y vecinales se han acabado. Se han cambiado ahora por foros de internautas, chats y redes sociales donde las reglas de comunicación son criptográficas.

Donde antes había grupos de amigos y colegas ahora hay inmensas masas de desconocidos y falsas identidades disfrazadas de avatares y nicks.

Tenemos más tiempo libre gracias a las nuevas tecnologías, disponemos de más medios para expandir nuestras dotes personales, y sin embargo no paseamos tanto por el campo, no salimos las tardes de verano a que nos de un poquito de fresco con algún amigo, no abrazamos más a los padres ni jugamos más con los hijos, no tenemos tiempo para ver puestas de sol ni mojarnos con la lluvia,o bañarnos en el mar, ni montamos en bici. Los juegos como la rayuela, las chapas o las canicas son historia; las tardes de billar y cervecita algo obsoleto, reuniones de tapete verde con baraja, ajedrez o dominó, van  convirtiéndose en rituales desconocidos. 


Y hay medios para escribir una carta gracias a inventos no tan antiguos como el papel y el bolígrafo. ¿Y quién a estas alturas de la película recibe una carta que no sea, las informatizadas e impersonales facturas de los bancos amigos ?


Gracias a los avances médicos también aumentó la longevidad, y la vida se alargó al igual que exponencialmente lo hizo nuestro tedio y nuestro aburrimiento. Es penoso con todo lo que podemos hacer con nuestra imaginación....¡Claro! que las PlayStatión y las Gameboy, las Wii y demás consolas, nos recrean ya por sí solas el universo, para que desarrollemos en muchos casos, nuestras dotes destructoras y exterminadoras de especies alienígenas, o de enemigos virtuales armados hasta los dientes en pantallas en H.D de litio cristalizado, con conexión a banda ancha, sensoround y salpicaduras de sangre opcionales.... ¿Para que entonces la imaginación?  


Leemos, escribimos, bailamos, caminamos menos, ya casi no practicamos deporte (vemos como lo hacen los demás en la televisión de plasma), debatimos menos, participamos menos en organizaciones y asociaciones, cada vez pintamos, jugamos y reímos menos y en teoría tenemos más medios para poder hacerlo.


¿Querrá decir esto que cuanto más tenemos, menos queremos hacer ? Esa nueva generación que se establece gradualmente en la sociedad llamada "Los Ninis" (Ni estudio ni trabajo) va tomando posiciones preferentes dentro de la sociedad.


En muchos aspectos pienso sobre lo que dijo aquél poeta llamado Jorge Manrique : "cualquier tiempo pasado fue mejor",aún no atreviéndome a afirmar que todo fuese mejor, algunas cosas de entonces yo no las cambiaría por las actuales; por ejemplo: 

La calma antes de actuar, la paciencia para escuchar al semejante, la reflexión ante un problema, el silencio para meditar, el intervalo para pensar en lo importante de la vida, el espacio para crear y el rincón para leer, pintar o escribir.

Yo personalmente seguiré alargando mis reuniones, convirtiéndolas en largas sobremesas frente a un buen café, (La infusión alternativa también es válida) y junto a familia o amigos, conversar largamente, arreglar el mundo pequeño de nuestro entorno, sonreír, besar y

abrazar si es necesario. Seguiré saludando a mis vecinos dedicándoles el tiempo requerido para ser escuchados. 
Demostrando siempre que esté en mi mano, que no se necesita mucho para ser feliz teniendo lo importante: a las personas, sobrando el resto: las cosas innecesarias y superfluas que entorpecen la relación entre ellas.


"Las personas fueron creadas para ser amadas.
Las cosas fueron creadas para ser usadas
.La razón por la que el mundo está en caos,
 es porque las cosas están siendo amadas
 y las personas están siendo usadas". 





viernes, 18 de julio de 2014

Parada vacacional



Verano.

No solo es tiempo vacacional de sol y piel bronceada, de larga siesta y chiringuito de playa.¡Que también!.

El verano da para mucho, aunque se nos hagan tan cortos esos días que se nos escurren como agua entre los dedos, que sin darnos cuenta nos anochecen tan rápido, convirtiéndonos en seres noctámbulos con intención de alargar si cabe un poquito más el ocio, el recreo y el bienestar; esa vida fácil, plácida y relajada de la que somos merecedores después de gloriosas e interminables jornadas laborales.

Tenemos un tiempo que es más valioso que el oro,disponemos de esa calma para realizar las actividades de la que no podemos disfrutar durante los 11 meses restantes y la ilusión de descubrir, experimentar, conocer, visitar, caminar, nadar, jugar, viajar  y hartarnos de descanso que tantas veces se convierte en pura utopía, por la simple razón de ser incompatible con tanta actividad desarrollada.


Al final, por lo general regresamos más cansados de lo que salimos, pero siempre nos merece la pena esa experiencia; pues cuantos recuerdos y anécdotas nos llevaremos de vuelta a nuestro lugar de procedencia, para compartir con amigos, vecinos y compañeros, con la sana intención de perdernos en las mieles del recuerdo y la desazón del acabose.


También el verano es tiempo de cosecha. Tiempo de siega de lo sembrado durante el año, después de incertidumbre y desasosegadas miradas al cielo por si graniza,llueve,sopla el cierzo o hiela.

Los que veraneáis en pueblo y campo veréis el trajín de tractores y cosechadoras por las tierras de labor.
Como metáfora, los estudiantes son ya poseedores de sus calificaciones, habiendo a estas alturas recogido el fruto verde o maduro del esfuerzo invertido en el aprendizaje, tras arduas jornadas hincando codos en los libros de texto, como arado y vertedera el labrador en la tierra.

Todo tiene en común: el esfuerzo, la esperanza y el deseo del resultado incierto y el premio de lo merecido.


Pero hay otro aspecto en el que parece no recapacitemos lo suficiente a la hora de plantear y programar nuestro verano, pues pensamos que carece de importancia en nuestro ejercicio del libre albedrío.

Cada uno la conocerá con diferentes formas lingüísticas, yo personalmente la denomino: "parón reflexivo".

El estival es uno de los periodos, donde merece la pena dar un pisotón al freno de nuestra vida y recapacitar que es lo que estamos haciendo con ella, y que es lo que esperamos recibir de la misma. El momento, en que gracias a disponer de tiempos y silencios sosegados, o al menos posibilidad de buscarlos, podemos y debemos encontrarnos de nuevo a nosotros mismos, echarnos un vistazo en el espejo del alma y valorar los logros que hemos conseguido con nuestro desvelo anual.


Esos sufrimientos y esas luchas internas que cual crisol nos convierten en mejores personas, tienden a sobresalir cuando estamos expandidos al mundo exterior y nos ofrecemos en plenitud y esponjados; dispuestos a reír una broma,a disculpar un error y perdonar cualquier inconveniencia del semejante.Nos mostramos tolerantes y comunicativos y valoramos más positivamente todo lo que nos rodea.


Ante una puesta de sol es imposible no meditar ni pararnos a pensar en lo efímero de lo que somos.

Frente la inmensidad del mar y su sonoro oleaje ¿Quién no se imbuye del espíritu de lo inabarcable y desconocido?¿Quién ante la contemplación del firmamento estrellado no se pierde en preguntas sobre lo divino y lo humano?

A mi particularmente me impresionan las tormentas y me siento a contemplarlas,si puede ser bajo techo, aunque no me importa llegado el caso, empaparme con su agua y sobrecogerme con la pirotecnia de sus relámpagos y sus truenos.
La musicalidad del bosque es otro de esos momentos estelares, escuchando trinos, y ramajes arbóreos mecidos por el aire o intrépidas corrientes de ríos de montaña acariciando las piedras mientras murmulla cánones.

Todavía es posible encontrar silencios inimaginables que no vacíos dentro de nosotros mismos, donde poder

comunicarnos con la esencia de lo que somos, pues somos más de lo que creemos ser. Valorarnos como seres trascendentales y querernos como nadie lo puede hacer salvo nosotros, para después ofrecernos en nuestro ámbito familiar,laboral,vecinal y de amistad con energía renovada y carga positiva sabiendo donarnos en sonrisas y muestras de afecto, en amabilidad y colaboración altruista.

Este verano hagamos ejercicio no solo físico y mental, mantengamos una dieta sana rica en buenas vibraciones, nosotros notaremos el cambio y nuestro entorno nos lo agradecerá.Regresaremos no solo morenos sino felices.


                                                ¡Buen Verano a todos! 




lunes, 30 de junio de 2014

Lo esencial




Ya lo dijo el zorro, personaje de el pequeño príncipe, del escritor Exupery: "Lo esencial es invisible a los ojos", aunque nosotros sigamos empeñados en ver lo que no es; lo falso y la apariencia, las fachadas ilustres y las balconadas floridas.
Trabajamos, nos relacionamos, y actuamos de cara a la galería, somos grandes fingidores cuando nos lo proponemos, y no solemos mostrarnos tal como somos por temor al daño que nos puedan infligir, por miedo a no gustar a los observadores, nos disfrazamos como actores griegos con las máscaras de representar pantomimas y elaborar grandes tragedias,comedias y melodramas.

¡Que poco nos queremos a nosotros mismos!
¡Que poca seguridad en nuestros valores fundamentales!

No vinimos al mundo para agradar al resto de coetáneos, sino para ser felices sin perjuicios, esos que a su vez nosotros tenemos con el resto de los que nos rodean y nos hacen juzgar y valorar,¡ sin ton ni son !, sin argumentos ni bases demostrativas a nuestro prójimo y criticar tanto a lo humano como a lo divino, para entre otras cosas, quedarnos tranquilos con nuestras conciencias sin reconocer nuestros propios fallos, debilidades y carencias, y de esta forma seguir malviviendo en la insatisfacción y la simulación creciente.
¡Que lástima! ¿No crees?

¿No sería mejor vivir con la libertad que nos aporta la verdad de lo que somos, aunque lo que se muestre en apariencia sea, poco, pequeño y feo Como el cuento del patito?
¿No sería mejor caminar sin el lastre de las armaduras con las que nos protegemos de los presuntos ataques de nuestro prójimo?¿Esas mismas que no nos permiten respirar?

Creo sinceramente que cuando uno se hace viejo no sólo se hace más sabio por lo aprendido, sino por los desengaños, el dolor,y la pasión que se puso en lo gozado y sufrido, y que es preferible conseguir arrugas por lo reído, que por el ceño fruncido de continuo por el enfado y la excesiva seriedad.

Tendremos que aprender pues nunca es tarde para eso, a ver lo esencial de las personas:
De sus ojos, la mirada, de su boca la sonrisa y las palabras, de sus pies el camino andado y de sus manos y brazos las caricias y abrazos ofrecidos.
La vida es corta para andar fingiendo lo que no somos. Los que no se muestren con entereza y dignidad no serán amados por lo que son, sino únicamente en su apariencia. No seamos sepulcros blanqueados llenos de podredumbre mientras la fiesta se celebra afuera sin nosotros. 
Participemos pues, con nuestra limitación incluso, de la feliz oportunidad de ser tal como nos hemos forjado en el crisol de la existencia.

Poco importan los peinados y el vestido, el perfume el maquillaje y las joyas. Las cosas de las que nos rodeemos seguirán siendo cosas...Los coches y las mansiones, los títulos y atributos añadidos serán en definitiva adorno y disfraz donde morirán asfixiados nuestro sentimientos y nuestra belleza interior. 

"He aquí el secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón lo esencial es invisible a los ojos."





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