Lluvia
llena de melancolía
que me
traes recuerdos de voces muertas;
y de versos
suspendidos en el aire
de
antepasados poetas.
Lágrimas
que brillan al caer
por los
cristales,
al igual
que por caminos estelares
empapados
de soles y de estrellas.
Darme un
sentido a mi existencia,
que es
caer y caer eternamente
sin grabar
en lo profundo de mi cauce,
la enseñanza del tranquilo aprendizaje del camino.
Me
instruiré algún día del rocío
que se extiende entre las plantas con caricias.
y también de tus gotas, que besan cristalinas
con dulzura de madre al hijo en el reencuentro.
Lluvia pausada.
Muéstrame tu serenidad y tu paciencia.
El
armónico caer de tu fluida esencia
que
alegra y hace cantar a los regatos.
Llenas ríos y lagos profundos con constancia,
moldeas
las rocas y paisajes de las cumbres.
Regalas tu dádiva generosa en las fontanas
dando de beber tu agua al caminante.
¡Ojalá
llegue a comprender! y a estar atento
antes que el afluente se me agote,
sabiéndome acercar a los que aguardan
heridos, sedientos y expectantes.
Derechos de autor: Francisco Moroz